Es agradable y refrescante saber de sacerdotes que realizan su trabajo, y se esfuerzan al máximo para cumplir lo mejor posible por la salvación de los fieles a cargo.
Aunque existan personas que no crean que existen esta clase de presbíteros, hay testimonios como el del Padre Federico Piedrabuena, que enseñan que Cristo aun habla en sus ministros.
“La droga… en dos años idiotiza”
El Padre es párroco de la iglesia San Pantaleón, en el barrio de San Nicolás, Buenos Aires, Argentina. Trabaja para las personas con bajos recursos, en especial para los adolescentes y niños.
Quizás el reto más grande que este sacerdote tiene es el de combatir el vicio de la droga en sus niños, pues es un mal que azota las calles de San Nicolás.
En una entrevista al noticiero argentino “La Nación”, este dijo: “La droga que hay en nuestros barrios es de muy mala calidad y en dos años te idiotiza”. Por otro lado, también comentó: “El barrio es un sector muy vulnerable y tenemos que luchar contra las drogas”.
Deporte y hogar
El sacerdote vela por una casa hogar llamada “Casa del Niño”, donde asisten unos 300 chicos. Aquí ellos reciben alimentos y apoyo escolar.
Sin embargo, lo que más atrae a los chicos, es el club de fútbol y hockey que tienen dentro. El Padre Federico utiliza el deporte y la empatía como armas contra la dependencia a la droga que sufren sus niños.
El sacerdote indicó que intenta luchar “cuerpo a cuerpo” con la droga de su barrio, y busca ayudar a todo niño posible. El lema de su casa hogar es: “Un niño que está en la Casa del Niño no está en la calle”.
“A mí me toca anunciar un mensaje y un horizonte de esperanza y en ese horizonte la droga es un camino que lleva a la muerte, y los chicos muchas veces lo ven”, añadió en la entrevista.