La Cuaresma es ese período en el cual la Iglesia nos invita a preparar nuestro corazón para la Pascua y estamos invitados a rezar el Vía Crucis. ¡Y además puedes ganar una indulgencia plenaria!

A través del rezo del Vía Crucis, buscamos acompañar a Jesús en su Pasión y Muerte, en sus horas finales, repasando 14 momentos desde que fue condenado a muerte hasta su sepultura.

Si no puedes movilizarte a una parroquia para rezarlo, no te preocupes, la Santa Sede señala que “para hacer el Vía Crucis, sin embargo, es suficiente meditar con devoción sobre la Pasión y la Muerte del Señor, y por lo tanto, la reflexión sobre los misterios particulares de las estaciones individuales no es necesaria”.

Recuerda que, además, las condiciones básicas para ganar una indulgencia son la confesión sacramental, la comunión eucarística y hacer una oración por las intenciones del Papa.

Estaciones del Vía Crucis

Primera estación: Jesús es condenado a muerte

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla… Nosotros huímos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente…

Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Yann Forget , Wikimedia Commons , CC-BY-SA

Segunda estación: Jesús carga su cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.

Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Cuarta Estación: Jesús se encuentra con su madre

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.

Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Anton 17 / CC BY-SA

Quinta Estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar su cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular.

¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Dominio publico

Sexta Estación: Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el “qúe dirán”, del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.

Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el “qué dirán”. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.

Caes delante de todos… ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mál ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Octava Estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoismo, de envidia.

Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Novena Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.

Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.

Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus , Wikimedia Commons, CC BY-SA

Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Gerard David / Dominio público

Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado… ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.

Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Wikimedia Commons, dominio público

Decimotercera Estación: El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí..

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Giovanni Bellini / Dominio público

Decimocuarta Estación: Jesús es puesto en la tumba

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección.

Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Pethrus / CC BY-SA
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