Los consejos para la vida espiritual en este artículo se basa directamente en la homilía del Padre Robert Bolding sobre Lucas 6,39-45:
"No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas”.
“El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
El sacerdote indicó que el punto de partida para entender este pasaje no es la pregunta "¿Cómo producir buenos frutos?", sino más bien "¿Cómo me convierto en el tipo de árbol que produce buenos frutos?".
La fe católica se trata de una relación con Jesús, que luego se traduce en acciones buenas. No es simplemente una guía moralista sobre cómo realizar buenos actos.
Además, anima a examinar los "frutos" de tu vida para determinar mejor tu nivel de salud espiritual.
¿Tu vida está guiada por Dios o por el maligno?
Si estás lleno de ansiedad, frustración, enojo o lujuria, y encuentras que tu fe disminuye, la respuesta probablemente sea lo último.
La alternativa, por supuesto, es la guía por los frutos del Espíritu Santo expuestos en Gálatas 5.
Así, la forma de volverse bueno es estar "arraigado en la tierra del Señor". Esto es lo que hacen la oración auténtica y la meditación. Te arraigan en el propio Señor. Cuanto más arraigado estés en el Señor, más saludable y fructífera será tu vida.
El P. Bolding sugiere orar en dos ciclos durante al menos 15-20 minutos al día, siguiendo estos pasos:
1. Examina tu corazón
Toma dos minutos para ser consciente de tus pensamientos, sentimientos y deseos. Dios obra ordinariamente dentro de nuestros corazones. Nuestro "trabajo" es determinar cuáles de esos pensamientos, sentimientos y deseos son de Él.
2. Luego, comunica esos pensamientos, sentimientos y deseos
Luego, comunica esos pensamientos, sentimientos y deseos a Dios directamente, aunque Él ya sepa cuáles son. Él desea una relación contigo. Las relaciones exigen comunicación.
3. Permanece en silencio mientras Él te responde
Incluso si no percibes una respuesta, dale el espacio y la libertad para trabajar “por debajo del nivel de tu conciencia”.
4. Repite este ciclo (Pasos 1 al 3)
Esta vez, comienza con un pasaje bíblico.
Consejo final de oración:
Presta atención a lo que está sucediendo en tu corazón. ¿Percibes alegría y gratitud o frustración? Esto te ayudará a determinar cuáles pensamientos, sentimientos y deseos son de Dios y cuáles no lo son.
El Padre Bolding concluye la homilía desafiando a los feligreses a probar este método y ver si los milagros abundan al conocer al Señor.