Mucho se habla sobre quién puede ser considerado el apóstol número trece. Aunque la Iglesia nunca ha conferido este título a algún personaje, son 3 figuras las que podrían ocupar este puesto.
Algunos dicen que Matías ocupó el puesto por reemplazar a Judas, otros que María Magdalena por hacer parte del grupo de los más cercanos a Jesús, e incluso hay quienes aseguran que se trata de Pablo, quien fue llamado por Jesús resucitado para anunciarlo a los gentiles.
Acá te dejamos algunos datos sobre estos tres personajes tan importantes en la propagación del Cristianismo en los inicios de nuestra Iglesia:
1. Matías:
Según los Hechos de los Apóstoles, fue elegido apóstol después de la muerte y resurrección de Jesús para sustituir a Judas Iscariote tras su traición. No fue llamado a estar cerca del grupo por Jesús (que ya había ascendido al cielo) sino por el Espíritu Santo a través de los once apóstoles.
tras la muerte de Jesús, y a los pocos días de la Ascensión, San Pedro reunido con la comunidad cristiana en Jerusalén explicó que, según estaba previsto en las Escrituras, uno de los Apóstoles había fallado y que otro había de reemplazarle. Se propusieron dos nombres: “José, por sobrenombre Barsabá, llamado justo, y Matías” (Hechos 1,23). Se pronunció una oración dirigida al Señor para que manifestara su voluntad acerca de elección y se decidió a suerte.
¿Por qué era necesario nombrar uno para el puesto de Judas? la tradición atestigua que era necesario completar el número doce ya que Judas Iscariote había desistido de ser apóstol.
Puede decirse que no fue apóstol porque no fue elegido directamente por Jesús, sino por la comunidad de los primeros cristianos, pero la Escritura lo denomina apóstol.
2. Pablo:
Nació en la capital de la provincia romana de Cilicia, hoy Turquía. Al final de su existencia, en una visión retrospectiva de su vida y de su misión, dirá de sí mismo: “he sido constituido predicador, apóstol y maestro” (1 Timoteo 1,11).
Pablo ha sido denominado apóstol pues, aunque no formaba parte del grupo de los doce, fue llamado por Jesús resucitado, que se le apareció en el camino de Damasco.
Pablo entendió y experimentó sí mismo esta gran verdad: que nuestra lógica humana no sirve para explicar las realidades de la gracia. Dios suele buscar instrumentos débiles, para que aparezca con clara evidencia que la obra es suya. Por eso, San Pablo dice de sí mismo: “después de todos se me apareció a mí, que vengo a ser como un abortivo, siendo el menor de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios" (1 Cor 15, 8-9).
3. María Magdalena:
"Magdalena" significa "de Magdala", ciudad que ha sido identificada con la actual Taricheai, al norte de Tiberíades, junto al lago de Galilea. Ella fue parte del grupo apostólico que acompañó a Jesús durante su vida pública y por eso puede ser considerada como apóstol.
La devoción a Santa María Magdalena es muy antigua, ya que la Iglesia siempre veneró de modo especial a los personajes evangélicos más cercanos a Jesús. La fecha del 22 de julio como su fiesta ya existía antes del siglo X en Oriente, pero en Occidente su culto no se difundió hasta el siglo XII. A partir de la Contrarreforma, el culto a María Magdalena, "pecadora perdonada", adquiere aún más fuerza.
En regla, según las Sagradas Escrituras, quien fue elegido como el apóstol número trece en los Hechos de los Apóstoles, fue San Matías, pero tanto a San Pablo como a Santa María Magdalena se les ha considerado apóstoles en la tradición cristiana por su cercanía al Señor Jesús y a la primera comunidad apostólica.
“Además, encontramos a varias mujeres que de diferentes maneras giraron en torno a la figura de Jesús con funciones de responsabilidad. Constituyen un ejemplo elocuente las mujeres que seguían a Jesús para servirle con sus bienes. San Lucas menciona algunos nombres: María Magdalena, Juana, Susana y "otras muchas" (cf. Lc 8, 2-3). Asimismo, los Evangelios nos informan de que las mujeres, a diferencia de los Doce, no abandonaron a Jesús en la hora de la pasión (cf. Mt 27, 56.61; Mc 15, 40). Entre estas destaca en particular la Magdalena, que no sólo estuvo presente en la Pasión, sino que se convirtió también en el primer testigo y heraldo del Resucitado (cf. Jn 20, 1.11-18). Precisamente a María Magdalena santo Tomás de Aquino le da el singular calificativo de "apóstol de los Apóstoles" ("apostolorum apostola"), dedicándole un bello comentario: "Del mismo modo que una mujer había anunciado al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer fue la primera en anunciar a los Apóstoles palabras de vida" (Super Ioannem, ed. Cai, 2519)” (Benedicto XVI, Audiencia general, 14 de febrero de 2007).