Todo cristiano, según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), y aquí también entra el Papa Francisco por supuesto, está comunicado con la Iglesia celestial, que intercede por todos aquellos que necesitan la ayuda de Dios (CIC 1053).

El Papa Francisco, a lo largo de su Pontificado ha nombrado aquellos santos que lo ayudaron, y siguen ayudando, en su vocación y labor. Aquí te los compartimos:

Virgen María: Virgen Desatanudos

Esta advocación es famosa por resaltar el carácter protector e intercesor de la Virgen María con todos nosotros. El entonces Monseñor Bergoglio llevó esta devoción de Alemania a Argentina. Durante la visita apostólica del Papa Francisco a dicho país, los obispos le regalaron un báculo, hecho por artesanos de Don Bosco, que tenía grabada a la Virgen Desatanudos.  

San José

A pocos metros de su cama, en la Casa Santa Marta, el Papa tiene una estatua de San José. Cada vez que él tiene alguna petición en especial para el santo protector, le deja papelitos donde escribe los favores que necesita. Desde mucho antes de ser Papa, Monseñor Bergoglio tenía una fuerte devoción hacia él.

San Mateo Apóstol

Fue en la fiesta de San Mateo Apóstol de 1953 cuando el Papa Francisco encontró su vocación. Para aquel entonces, él era un joven estudiante, y ese día iba a asistir a una fiesta. En el camino, decidió entrar a la parroquia al que asistía. De pronto se topó con un sacerdote que nunca antes había visto. Sintió la necesidad de confesarse con él, y al hacerlo, tuvo una experiencia de que se lo esperaba desde hace mucho. Sintió un llamado interno muy intenso, que lo convenció de convertirse en sacerdote. Desde entonces San Mateo es un santo muy especial para él. Tanto así, que la frase que se encuentra en su escudo pontifico es: “Lo miró con misericordia y lo eligió”, frase que hace referencia a este apóstol.

San Ignacio de Loyola

No es sorpresa, pues que hay que recordar que el Papa Francisco fue sacerdote jesuita. Por lo tanto, no es raro que tenga en especial admiración y cariño a San Ignacio de Loyola, santo fundador de la Compañía de Jesús (los jesuitas). Esta espiritualidad marca su pontificado, y se ve en su amor a la periferias, en el riesgo y en “hacer lío”.

Santa Teresita de Lisieux

¿Sabías que hay comunicación entre esta santa y el Papa? Desde antes de ser el Santo Padre, Monseñor Bergoglio, cada vez que tenía un problema, se lo ofrecía a esta santa, no para que ella lo resuelva, sino para que le enseñe a asumirlo. Cada vez que hace esto, por algún medio u otro, en alguno de esos días cerca a la petición, el Papa recibe una rosa blanca. Él la toma como respuesta de Santa Teresita.

San Juan Pablo II

¿Sabes quién fue el Papa que lo creó como cardenal hace 18 años atrás? Así es, el Papa, ahora santo, Juan Pablo II. Para ese entonces, el Papa era el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, y con esto fue parte de los 43 primeros cardenales del tercer milenio. Fue emotivo que, 13 años después, el Papa Francisco fue el encargado de nombrar santo al Papa Juan Pablo II.

San Francisco de Asis

Esto también se veía venir. Al momento en que eligieron al cardenal Bergoglio como sucesor de Pedro, le preguntaron qué nombre deseaba, él eligió el nombre del santo de Asís. Es que él quiso, y aun trabaja por ello, que la Iglesia se vuelva más austera, más preocupada por las periferias, por los pobres. Así también por la naturaleza, deseo que se lee en el Laudato Si.   

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