Hace pocos días, Vatican News y distintos medios de comunicación dieron la triste noticia. Javiera Suárez, la joven, bella y popular reportera chilena, fiel creyente católica, murió después de luchar por 4 años contra un poderoso cáncer.

Ella fue para muchos un testimonio de fe y resiliencia, especialmente por saber cómo vivir de manera cristiana, sostenida por la Virgen María, el dolor y el misterio de la agonía.

Embarazo en peligro y milagroso

En octubre del 2015 se casó con el doctor Cristián Arriagada, tres meses después quedó embarazada. Todo era alegría hasta que recibió la fatal noticia semanas después del embarazo, fue diagnosticada con melanoma avanzado, un poderoso cáncer a la piel.

A pesar de los consejos de los médicos, ella optó por el tratamiento más suave posible para que este no afecte a su bebé. Los especialistas advirtieron que el niño podría heredar la enfermedad. Aun así, ella confió la situación a la Medalla Milagrosa de la Virgen.

Interpretado como regalo de la intercesión de Santa María, en octubre del 2016, el bebé nació sano y salvo. Es por esto que ella, apenas pudo, le consagró a su hijo en el santuario chileno de su Medalla Milagrosa, y lo llamó Pedro Milagros.

Fuente: Pudahuel FM

Testimonio de fe y lucha

Gracias a los medios y las redes sociales, Chile pudo conocer el testimonio de Javiera. Fue un ejemplo no solo de resistencia y lucha, sino también de solidaridad y fe cristiana.

Ayudaba a otros pacientes de cáncer dándoles charlas, ánimos y hablándoles de cómo la fe no está para sanar el cáncer, sino para vivirlo con Dios de la manera más pacíficamente posible.   

Asimismo tuvo un rol importante en los preparativos para la visita del Papa Francisco a Chile a principios del 2018. Lamentablemente, a pesar de estar previsto que ella salude al Santo Padre, no pudo asistir a su visita por los dolores de la enfermedad que padecía.

Fuente: Vatican News

A pesar de estar en agonía, no debaja de ayudar a los demás, de amar y estar cerca a su esposo e hijo, y de creer en Dios y amando a la Virgen. Lamentablemente, el 12 de junio de este año, ella partió a la casa del Padre, con plena conciencia, y con la fe a flor de piel.

Su esposo indicó en el velorio:

Deja un vacío enorme, pero nos conforta saber que aceptó esta etapa final al igual que la enfermedad, con entrega, confianza en Dios, siempre mirando hacia adelante y pensando en los demás. Su mensaje estos días fue incansable y fue un mensaje de Amor, porque no hay nada más importante en la vida que amar y sentirse amado. Javiera se fue de este mundo tranquila y feliz. Damos gracias a Dios y a la Virgen por regalarnos estos años maravillosos junto a Javiera”.

Oremos por el alma de esta periodista que vivió la fe y el amor a los demás y a su familia en medio de una enfermedad dolorosa y terminal.  

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