El gobierno de los Países Bajos anunció que permitirá la eutanasia para niños con enfermedades terminales  entre las edades de uno y 12 años.

El ministro de Salud, Hugo de Jonge, escribió una carta al parlamento en la que expresó que “es necesario que los médicos y los padres de niños con enfermedades incurables terminen activamente la vida, que sufren desesperada e insoportablemente y morirán en un futuro previsible”.

Los niños menores de 12 años que, según el ministro, tuvieran un “sufrimiento insoportable e interminable”, serían elegibles para la eutanasia. Para ello sus padres y dos médicos deberán dar su consentimiento.

La eutanasia ya es legal en Países Bajos para los bebés menores de un año, con el consentimiento de los padres, y para los menores de 12 a 15 años con su consentimiento y el de sus padres. Entre los 16 y 17 ya no necesitan ese consentimiento.

El ministro sostuvo que quiere permitir “más garantías legales para los médicos que, sobre la base de su nivel profesional, proceden con acciones que pongan fin a la vida de niños de 1 a 12 años”. Por eso, los médicos que sacrifiquen a pacientes de 1 a 12 años estarán exentos de enjuiciamiento, afirmó De Jonge.

Según el periódico inglés The Guardian, en 2019 hubo 6.361 casos de eutanasia en el país.

Ya hace 18 años que Países Bajos legisló esta práctica y el suicidio asistido para adultos con enfermedades terminales.  Pero progresivamente se comenzó a permitir la eutanasia para personas con enfermedades crónicas no terminales, discapacidades y problemas de salud mental.

La respuesta de la Iglesia frente a la eutanasia

El cardenal Willem Eijk de Utrecht dijo a CNA que una vez que se legaliza la eutanasia, los límites se abandonan lenta pero inevitablemente. Los criterios para permitirla se hacen “cada vez más extendidos”.

“Una vez que se acepta la terminación de la vida por una cierta medida de sufrimiento, uno siempre se enfrentará a la pregunta de si no debería permitirse también en un sufrimiento que es solo un poco menos”, expresó

El Papa San Juan Pablo II afirmó en la Encíclica Evangelium Vitae que “la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana”.

Además señaló que esta práctica “debe considerarse como una falsa piedad, más aún, como una preocupante ‘perversión’ de la misma.

En efecto, la verdadera ‘compasión’ hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona cuyo sufrimiento no se puede soportar.

El gesto de la eutanasia aparece aún más perverso si es realizado por quienes —como los familiares— deberían asistir con paciencia y amor a su allegado, o por cuantos —como los médicos—, por su profesión específica, deberían cuidar al enfermo incluso en las condiciones terminales más penosas”.

¡Oremos por que se detenga esta “cultura de la muerte”!

Este artículo fue publicado originalmente en Catholic News Agency.

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