El sacerdote Bill Peckman, párroco de San Pedro y San Pablo en Boonville y San José en Feyette, en Missouri, Estados Unidos, escribió en su cuenta de Facebook lo que significa ser sacerdote católico hoy en día para él.
Según su publicación, y según lo que él vivió y vio en otros sacerdotes, un Padre tiene la misión de resistir toda clase de contextos, los buenos y los malos. Ser capaz de adaptarse a muchos momentos difíciles a las que está pasando los fieles de la parroquia.
Concluye que el sacerdocio no es para los “corazones de piel delgada o débiles”, ni para los “mundanos y ambiciosos”. Es un estilo de vida, para el Padre Peckman.
Te compartimos la publicación a continuación:
“¿Cómo es ser sacerdote en estos días?
A veces es estar en una silla plegable escuchando a los niños de la escuela cantando canciones de Navidad.
A veces es estar de pie junto a la cama de la persona que respira por última vez en esta vida.
A veces es sorprenderse al sostener el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo en la Misa.
A veces es sentirse totalmente indigno de hacerlo.
A veces es estar en el púlpito preguntándose si alguien te está escuchando.
A veces es estar en el púlpito siendo muy consciente de que la gente está escuchando.
A veces es ser alguien fuerte en una habitación llena de gente afligida.
A veces es descansar la cabeza en el volante tratando de recuperarse después de esos momentos.
A veces es la alegría de un bautismo.
A veces es la pena de un funeral.
A veces es una buena comida en la casa de un feligrés.
A veces es llegar al final del día tratando de recordar si has comido algo hoy.
A veces es la alegría de ayudar al hijo pródigo a volver a casa.
A veces es la pena de ver partir a un hijo pródigo desafiante.
A veces son las horas de oración las que te mantienen a flote.
A veces es el dolor del escándalo lo que te arrastra.
A veces es levantarse y saber que estás pisando un campo de batalla.
A veces son momentos de gracia increíble.
A veces son momentos caminando en el valle de la muerte.
A veces es ser respetado.
A veces es ser odiado.
A veces es hablar palabras de consuelo.
A veces es decir palabras no deseadas que llaman a las personas a la conversión.
A veces es ser elogiado por tu servicio.
A veces es ser llamado con cada nombre en el libro [insultado] por decir la verdad.
Vivido correctamente, siempre se trata de ser un sirviente en Persona Christi.
Es difícil pero gratificante.
Es un llamado constante para dar testimonio.
Es voluntariamente ser el niño del cartel por ser contracultural.
Se trata de morir a sí mismo intencionalmente todos los días.
Se trata de hacer que la gracia de Dios esté disponible tanto como sea posible.
No es para los corazones de piel delgada o débiles.
No es para los mundanos y ambiciosos.
No es un trabajo o carrera.
Es un estilo de vida.
No lo quería de otra manera”.