El cantante católico Juan Camilo Perez vivió uno de los momentos más significativos de su misión como evangelizador digital: entregar al Papa León XIV un crucifijo de aproximadamente 400 años de antigüedad, restaurado como signo de esperanza y unidad para la Iglesia.
La pieza, elaborada en madera de pino y encontrada por el cantante en una tienda de antigüedades, estaba semidestruida y sin brazos cuando llegó a sus manos.
“El escultor ecuatoriano, Andrés Felipe López, lo restauró y le agregamos el marco de madera con lámina de oro”, relató Juan Camilo.
El regalo no fue elegido al azar. Para el cantante, el crucifijo encierra historia, tradición y las incontables oraciones de quienes alguna vez lo contemplaron. También simboliza el llamado que el Papa León XIV hizo a los misioneros digitales: “reparar las redes”.
“Esta hermosa pieza de arte representa algo que estuvo destruido pero a la vez el poder que tiene trabajar juntos como sembradores de esperanza, el resultado de la unidad y el amor fraterno puede llevarnos a un nuevo renacimiento. ‘Vayan y reparen las redes juntos’”, explicó.
El encuentro con el Santo Padre
La entrega del crucifijo tuvo un recorrido particular. Inicialmente, el regalo sería entregado al Santo Padre el 29 de julio, tras una Misa con el cardenal Luis Antonio Tagle durante el Jubileo de los Misioneros Digitales y de los Influencers Católicos. Sin embargo, la emoción del encuentro impidió que el regalo llegara a manos del Pontífice.
Finalmente, gracias a la gestión del Secretario del Dicasterio para la Comunicación, Mons. Lucio Ruiz, Juan Camilo, junto a Sofía Alas y el Padre José Pablo, obtuvieron boletos para la audiencia del 6 de agosto, donde el encuentro pudo concretarse.
Cuando se pudieron acercar a saludar al Santo Padre, Sofía le entregó una camiseta del staff organizador del Jubileo, pero era demasiado pequeña para el Pontífice, e incluso para su secretario, lo que provocó risas entre todos.
“Yo le expliqué la historia del crucifijo y también le dije que nosotros los misioneros digitales queríamos ser esos brazos que este crucifijo no tenía, que queríamos trabajar con Él para extender no solamente los brazos sino también las redes en el mundo digital”, recuerda Juan Camilo.
En ese momento, el artista expresó al Santo Padre que ellos representaban a todos aquellos evangelizadores que, desde las redes sociales, transmiten un mensaje de fe y esperanza.
“El Papa estuvo escuchándonos y nos agradeció por todo lo que hacemos”, agrega.
El encuentro dejó en Juan Camilo una huella imborrable, fue un momento lleno de paz y alegría.
“Fue como si los 4 estuviéramos en una burbuja donde todos y todo desaparecía y solo los 4 estábamos ahí riéndonos y hablando. Se sentía como si fuéramos conocidos y hermanos desde siempre”.
Al servicio del Jubileo
El cantante participó en la organización del Jubileo gracias a la invitación de Mons. Ruiz y de Verónica Brunkow, laica consagrada del Regnum Christi, quienes vieron en él un colaborador clave.
“El jubileo lleva años en preparación con un equipo de trabajo inigualable, personas de todas partes del mundo entre sacerdotes consagradas y laicos han estado poniendo su grano de arena para contribuir y todo ese amor se vio reflejado”.
Juan Camilo señala que su rol fue ayudar en el grupo de liderazgo y organizativo.
“Estuve 38 días en Roma trabajando con el equipo duramente; nuestras jornadas eran desde las 8 am hasta altas horas de la noche y siempre terminábamos con una Eucaristía en la capilla del dicasterio y un compartir”, destacó.
De las palabras del Papa, hay una que sigue resonando en la mente de Juan Camilo: “Vayan a reparar las redes”. Para él, es un llamado urgente a actuar en un mundo marcado por ideologías vacías y una desconexión creciente de Dios.
“El reparar las redes me hace pensar en una red de pescador rota por donde se escapan los peces y creo que por ahí es por donde debemos actuar, en el hoyo, en el escape”, afirmó. “Jesús ha sido y seguirá siendo la esperanza para todos nosotros y continuaré llevando lo aprendido para que otros tengan este encuentro de Amor con Jesús”.

Su mensaje final para los jóvenes es claro.
“No creo que soñar debe ser una invitación sino más bien una exhortación a reconocer quiénes somos como hijos e hijas de Dios y a caminar en fe con la llama de la esperanza en nuestros corazones. Soñemos nuevamente y creamos que podemos hacer mucho bien a la humanidad cuando caminamos con Jesús”.