Como parte del programa de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019, se celebró una liturgia penitencial con 150 jóvenes reclusos en la capilla permanente del Centro de Cumplimiento de Menores, en las Garzas de Pacora.
Parte del recibimiento al Sumo Pontífice, uno de los reclusos, llamado “Luis”, compartió su testimonio. Contó cómo, a pesar de aceptar a Cristo en el corazón, cometió un terrible error que generó daño y separación en su familia. “Luis” indicó que su comportamiento se debió tanto por su responsabilidad como por la ausencia de una figura paterna en su vida.
Comprendió que Dios no lo había abandonado a pesar del mal que cometió, y que Él es aquel padre amoroso que necesita en su vida. Gracias a ese Padre, él siente libertad en su interior, y se sintió un poco más libre porque le permitió tener al Papa frente suyo.
El Papa Francisco, mientras reflexionaba el Evangelio de la liturgia, resaltó el lado paternal de Dios como Aquel que nos busca, nos cuida y nos ama. En medio de sus palabras, miró a “Luis” y le respondió: “…tenemos un Padre… lo dijiste vos… me gustó esa confesión tuya… tenemos Padre… yo tengo un Padre, que me quiere, cosa linda”.
Asimismo, recordó que todos tenemos la posibilidad de tener un horizonte, y que si uno piensa que no se puede, se debe abrir la ventana del corazón, del amor, que es Jesús, y se encontrará. “Ustedes son parte de la familia, ustedes tienen mucho para compartir…”, también dijo el Papa Francisco a los reclusos.
Calmó a los jóvenes diciéndoles que Dios, cuando nos mira, “no mira un adjetivo, nunca, sino que un hombre, los ojos, el corazón, no mira una condena sino que mira hijos”. La celebración fue una muy emotiva donde, entre cantos como “Pescador de Hombres” y “Nadie te ama como yo”, se vivió el perdón de Dios y el sacramento de la reconciliación.