San Judas es un poderoso intercesor, especialmente en los casos que parecen imposibles.
La Iglesia Católica celebra la fiesta de este santo el 28 de octubre. Fue uno de los 12 apóstoles de Jesús y la Iglesia lo venera como “el santo patrono de lo imposible”.
¿Alguna vez te has preguntado por qué San Judas es el patrono de lo imposible?
Según la tradición, San Bernardo de Claraval, abad francés del siglo XII, místico y Doctor de la Iglesia, tuvo múltiples visiones, en una de ellas Jesús le pidió que aceptara a San Judas como “el santo patrón de lo imposible”.
San Bernardo tuvo una profunda devoción a San Judas durante toda su vida y veneró su reliquia. Su devoción fue tan grande que pidió ser enterrado con dicha reliquia, “como signo de reverencia… señalando que el apóstol le había ayudado a conservar su pureza”.
Santa Brígida, madre, esposa, religiosa y mística del siglo XIV, también tuvo múltiples visiones de Jesús. En una de ellas, el Señor dijo sobre San Judas:
“De acuerdo con su apellido, Thaddeus, el amable y cariñoso, se mostrará más dispuesto a ayudar”.
En una segunda visión, Jesús le pidió a Santa Brígida que dedicara un altar de su iglesia a San Judas. Le dijo:
“El quinto altar… debe ser para Tadeo, que con la pureza de su corazón, sin duda conquistará al diablo”.
Pidamos a San Judas su ayuda para vencer al demonio, ¡especialmente cuando parezca imposible!
Oración por la intercesión de San Judas
Santísimo Apóstol, San Judas, fiel servidor y amigo de Jesús,
la Iglesia te honra e invoca universalmente,
como patrón de los casos difíciles,
de las cosas casi desesperadas.
Reza por mí, estoy tan desamparado y solo.
Intercede ante Dios por mí para
que traiga ayuda visible y rápida
donde casi se desespera.
Ven en mi ayuda en esta gran necesidad para
que pueda recibir el consuelo y la ayuda del cielo
en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente…
(haz tu pedido aquí)
… Y para que pueda alabar a Dios contigo
y con todos los santos por siempre.
Prometo, oh Beato San Judas,
estar siempre atento a este gran favor que
me ha concedido Dios
y siempre honrarte como mi protector especial y poderoso,
y alentarte con gratitud a tu devoción.
Amén.
