La vida de Gianluca Firetti, un joven italiano, cambió totalmente cuando descubrió que tenía cáncer. Su fortaleza para enfrentar la enfermedad nos da una lección de fe y de confianza en Dios en medio de la adversidad.
Gianluca nació el 8 de septiembre de 1994 en Sospiro, provincia de Cremona (Italia). Fue un chico como tantos otros. Sin embargo, en septiembre de 2012, a los 18 años, durante un partido de fútbol, su vida cambia repentinamente.
Un dolor en la rodilla derecha lo llevó a realizarse varios exámenes, que mostraron un trágico diagnóstico: osteosarcoma, un tipo de cáncer de hueso.
Gracias a su amiga Valentina, conoce al padre Marco D'Agostino, con quien establece una relación de fe y amistad. Gianluca le abre su corazón, confiándole sus dudas y preguntas sobre qué nos espera luego de la muerte.
El padre Marco queda sorprendido con la reacción del joven, quien no rechaza la enfermedad, sino que acepta subir a la cruz de Cristo.
Gianluca piensa más en los demás que en sí mismo: siempre tiene palabras de aliento para sus amigos, que hacen fila para visitarlo, transmite serenidad a quienes se encuentran con él, convirtiéndose en un signo de resurrección para muchos.
En resumen, el joven de 20 años es un verdadero Evangelio viviente.
Su hermano Federico, en el libro "Gianluca Firetti, santo della porta accanto", recordó:
"Yo también, con mi hermano, redescubrí la cotidianidad de las pequeñas cosas. [...] Porque creo que son las pequeñas cosas las que cuentan en la vida. Y Gian nos lo enseñó".
Su condición empeoraba día tras día, pero crece en él el deseo de vivir, aunque es consciente de que el final está cerca:
"Padre, me estoy muriendo. ¿Qué me espera? ¿Cuál será mi recompensa? ¿Jesús me está esperando?", preguntaba.
Una noche, Gianluca revela a su hermano: "En el fondo, estamos hechos para el Cielo. Para siempre. Para la eternidad".
El 24 de enero de 2015, Gianluca pide ser ingresado en el hospital. A pesar del dolor, tiene tiempo para las visitas y escuchar a las personas que se turnan en su habitación, que pasa de ser un lugar de sufrimiento y muerte a ser un lugar de encuentro y oración.
A cada uno de sus amigos les repite: "Te lo ruego, no malgastes la vida, sé bueno, estudia, porque yo cambiaría y estudiaría 500 páginas en lugar de sufrir".
Gianluca muere el 30 de enero de 2015, a los 20 años. La amiga Valentina recordó en el libro:
"Gian fue realmente un joven especial. Un creyente. Cuanto más la enfermedad lo consumía, más brillaba su alma".