Decirlo suena un poco extraño, pero soy un fraile pasante.
Durante años, mi enfoque principal ha sido mi formación y estudios como religioso consagrado, pero este verano, sentí que el Señor me guiaba a un lugar inesperado: la oficina.
Mi día típico pasó de estar algo estructurado con oración, estudios y tareas domésticas, a un horario de oficina tradicional de 9 a 5 en un complejo de oficinas. Hice todo lo posible por unir la oficina con el oratorio.
Esta es mi rutina diaria como pasante capuchino:
Mañana
Me levanto a las 5:30 a.m. para prepararme para la oración con los frailes. Solía sentir la meditación y los Laudes como tareas, pero ahora no me siento listo para el día sin ellos. Tomo un desayuno rápido y subo al Metro.
Usar el transporte público provoca algunas miradas curiosas. Lo veo como un lugar para evangelizar en silencio, simplemente llevando mi hábito religioso. Sorprendentemente, muchas personas se me acercan para preguntarme qué estoy usando. Así puedo compartir a Cristo con ellas más fácilmente.
Subo por el ascensor y llego a las oficinas de EWTN. Es algo extraño. Hasta ahora, la mayoría de mis tareas habían sido en salones parroquiales o en la calle. Cualquier video que había hecho antes era solo por diversión. Ahora estoy produciendo contenido para una de las organizaciones de noticias católicas más grandes del mundo. Tomo mi café y contemplo la vista al Capitolio.
Como buen franciscano, recuerdo que no soy más que polvo. Solo que ahora soy polvo trabajando en el último piso.
Mediodía
Puede que sea el único que lo diga, pero la tarde tiene algunas de las mejores partes de la jornada laboral aquí. La oficina tiene una capilla católica, y muchas veces un sacerdote viene a celebrar la Misa para todos los empleados.
La ventana de la capilla da hacia Capitol Hill, y es un recordatorio de que debemos orar por nuestro país.
Luego viene el almuerzo y el momento de charlar. No se dice lo suficiente, pero ¡los sacerdotes y religiosos también necesitan amigos que no lo sean! Eso nos mantiene conectados con la realidad de los laicos.
Luego regreso a la sala de edición y trabajo en algunos proyectos para el noticiero. Se necesita mucha intención y discernimiento para equilibrar el torrente de información global con el desapego que un fraile practica por sus votos.
Puede parecer un conflicto de estilos de vida, y lo es, pero el Señor nos llama a lugares sorprendentes si sabemos escuchar.
Tarde/Noche
Cuando dan las 5 p.m., marco mi salida y corro de vuelta al Metro. Hice un compromiso con mi Superior a regresar a tiempo para la oración comunitaria, ¡y pienso cumplirlo!
Normalmente tengo tiempo de llegar de la oficina al convento, saludar a los pajaritos y dejar mi mochila arriba. La cena y el descanso son lo único en lo que pienso cuando llego a casa, pero también colaboro en dirigir un grupo de estudio bíblico en la parroquia.