Nuevo año. Nuevas metas. Nuevos retos. Pero antes de hacer listas infinitas, vale la pena detenernos un momento y mirar adentro: ¿cómo está mi relación con Dios al comenzar el año 2026?
Te propongo algo simple: un mini examen de conciencia para empezar el año con el corazón limpio y la mirada puesta en Jesús.
1. ¿Le dejo espacio a Jesús o lo tengo “en pausa”?
En la fiesta de la Epifanía, tres tipos de personas reaccionaron al nacimiento de Jesús:
- Herodes tuvo miedo y quiso quitarlo de en medio.
- Los sacerdotes sabían la verdad, pero no se movieron.
- Los Reyes Magos dejaron todo y se lanzaron a buscarlo.
¿Con cuál te identificas más hoy?
A veces decimos que queremos seguir a Cristo, pero seguimos llenos de excusas. Pídele a Dios que te dé el coraje de los Reyes Magos, que no se quedaron cómodos, sino que se pusieron en camino.
2. ¿Recuerdo que soy hijo amado?
Tu bautismo no fue solo una tradición familiar: fue el momento en que Dios te llamó por tu nombre y te dijo: “mi hijo amado”.
Pero, ¿vives como alguien que sabe eso?
¿Le das tiempo a Dios o solo lo buscas cuando lo necesitas?
¿Dejas que el Espíritu Santo te renueve, o sigues actuando igual que siempre?
Seguir a Jesús no consiste en ser perfectos, sino en tener un corazón que siempre vuelve al Padre.
3. ¿Sigo tibio o empiezo en serio?
Dios no quiere corazones “a medias”. Ser cristiano no es aburrido ni imposible: es una aventura de amor real que transforma tu vida.
Este año podrías intentar algo concreto:
- Rezar tres minutos más al día.
- Confesarte con más frecuencia.
- Ir a una Misa extra al mes o a la semana (no solo los domingos y fiestas de guardar).
- Servir a alguien sin que nadie se entere.
Son pasos pequeños, pero Dios hace grandes cosas con corazones dispuestos.
2026: ¡año nuevo, corazón nuevo!
Busca un momento de silencio, cuenta tus bendiciones, reconoce tus fallos y dile a Jesús que quieres empezar este año con Él. Que este 2026 sea un año de conversión, alegría y decisiones valientes.
