Se adelantó varios años a las aplicaciones de citas y consiguió que cientos de personas encontraran el verdadero amor y un compañero para vivir la fe: es la historia de Fernando Cuevas Raposo, un sacerdote que fue el celestino de 270 matrimonios.
El padre Fernando es sacerdote de la prelatura del Opus Dei y capellán de varios colegios mayores de Valencia, tiene 67 años, vive en Ibiza (España) y ayuda a los jóvenes católicos a encontrar pareja hace 13 años. Al parecer no lo hace nada mal: más de 500 personas encontraron gracias a él el amor de su vida.
Este sacerdote ayudó a encontrar al amor de su vida a más de 500 personas
Desde entonces realiza la misma metodología para todos los candidatos. Las personas que desean encontrar una pareja con la cual compartir la misma fe y un proyecto de vida común deben llenar una ficha: Nombre, apellido, edad, año de nacimiento, estatura, estudios, trabajo actual, aficiones, virtudes, carencias, cómo te gustaría que fuera la otra persona, grado de compromiso con la Iglesia y realidad o movimiento eclesiástico en el que te formas.
Una vez que cada aspirante entrega su ficha, el padre Fernando las analiza y baraja posibles coincidencias. Si ve compatibilidades entre personas, le envía a cada uno la ficha de su candidato. Luego, si dan el visto bueno, el sacerdote les comparte el teléfono del otro.
“Le paso su número y le digo a la persona que se pondrán en contacto con ella en 24 horas. Y ahí quedarán o harán lo que les dé la gana. Yo ya ahí me olvido. Mi labor ha terminado”, comentó el sacerdote al diario digital El Español.
Pero los candidatos a encontrar una pareja católica llegan por decenas cada día. El sacerdote recibe 20 fichas diarias y en seguida desarrola su labor de celestino.
“Se han casado 270. Lo tengo contadísimo. Ni uno más ni uno menos. Igual en una semana te puedo decir que son cinco más, pero de momento son esos”, aseguró.
Y aunque el número de matrimonios que favoreció es increíble, lo que más felicidad le causa es que ninguna de las parejas se ha divorciado.
“Que no se separen no es por la técnica. Yo no les he formado ni he hecho el cursillo prematrimonial por ellos. Eso es porque es gente muy espiritual y que está muy acostumbrada a dar y a entregarse”, dijo.
En medio de una sociedad que vive dando la espalda a Dios, el padre Fernando encuentra importante su trabajo: “la sociedad está muy secularizada y la gente tiene una ignorancia religiosa tremenda. Y falta de interés. No tienen ningún interés por las cosas de Dios porque no han sido educados así. Los que sí quieren vivir su fe le dan mucha importancia y quieren encontrar a alguien así“.
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