Con el canto y el testimonio de su vida, Ana Catalina y Germán Domínguez recorren comunidades y parroquias anunciando que Dios transforma corazones. Unidos en matrimonio y en misión, dedican su tiempo y talentos a evangelizar como esposos.

Su historia de fe comenzó por caminos distintos. Germán encontró a Dios en la Renovación Católica Carismática de Caucasia, Antioquia (Colombia), mientras que Ana lo hizo en la parroquia San Miguel Arcángel de Medellín (Colombia).

Años más tarde, ambos coincidieron en el Ministerio de Música Sacrificio de Alabanza del Minuto de Dios. Allí compartieron amistad y servicio durante diez años, hasta que Dios los llamó al matrimonio y les reveló que su amor también sería una misión.

Crédito: Ana Catalina y Germán Domínguez.
“Hoy somos misioneros, evangelizadores y dedicamos nuestro tiempo, nuestros talentos y toda nuestra vida al servicio de Dios. Vivimos nuestra fe como pareja, sabiendo que nuestra unión no es solo por la bendición del matrimonio, sino también porque tenemos un propósito y una misión”, señalan a ChurchPOP.

Para ellos, estar al servicio de Dios es reflejarlo en cada aspecto de la vida y tener claro que su matrimonio tiene un propósito eterno, porque en el Señor está el verdadero sentido de la existencia.

“Esa realidad definitiva y verdadera nos mueve a llevar el evangelio a tantas personas que viven desorientadas, perdidas y enceguecidas por las seducciones del mundo. Nosotros como esposos estamos al servicio de Dios, porque damos nuestro sí con alegría cuando el Señor nos llama a anunciar su palabra, a cantar sus promesas o a contar las maravillas que ha hecho en nuestras vidas”, afirman.
Crédito: Ana Catalina y Germán Domínguez.

Ana y Germán señalan que son testigos del amor de Dios y han decidido compartir con todos el evangelio, siendo conscientes de lo que “Dios puede hacer en la vida de una persona que abre su corazón”.

“Para nosotros estar al servicio de Dios es cumplir con la llamada de Jesús en Mateo 5 a ser luz y sal del mundo, contagiando a otros del fuego de amor que Dios ha puesto en nuestros corazones. Servir juntos es también un acto de amor mutuo: apoyarnos, orar el uno por el otro y caminar siempre tomados de su mano, confiados que cuando lleguemos a su presencia podremos decirle TODO ESTA CUMPLIDO”.
Crédito: Ana Catalina y Germán Domínguez.

Su servicio misionero se centra en la evangelización a través de la música, la predicación, el testimonio de vida y la oración. Han sido invitados por comunidades y parroquias para animar encuentros de oración y alabanza, retiros y jornadas de evangelización. Sin embargo, reconocen que no todo es sencillo.

“Uno de los grandes retos ha sido mantenernos firmes en medio de dificultades económicas, cansancio o incluso nuestra falta de confianza en lo que Dios nos ha confiado. Pero en cada obstáculo hemos visto la fidelidad de Dios. Él siempre provee cuando le servimos con el corazón”.

El don de la música

El canto, especialmente en la vida de Ana, se convirtió en un medio para encontrarse con Dios.

“A través del servicio en el canto, Dios estaba restaurando mi vida y dándole el sentido que había perdido.  Al servir en la comunidad, entendí que la música podía ser mucho más que un micrófono, estar en una tarima o tener reconocimiento, con la música podía ser un canal para que otros tengan un encuentro con el Señor”, relata. 

Ese fue el inicio de su llamado, un servicio a Dios que realiza para que muchos conozcan a Dios por medio de las letras y melodías, que muestran que Jesús nos consuela, restaura y da sentido a nuestra vida.

Para Ana, la música y el arte logran tocar el corazón más allá de las palabras, y son una gran herramienta para que, en el mundo actual, muchos puedan encontrar a Dios en un momento de silencio interior.

“Hoy más que nunca, el arte tiene el papel esencial de anunciar a un Dios vivo y cercano, que con la belleza del arte que él mismo nos inspira, renueva nuestra esperanza”.
Crédito: Ana Catalina y Germán Domínguez.

Un llamado a la misión

Ana y Germán animan a las familias a no tener miedo de responder al llamado de Dios de evangelizar, y resaltan que este servicio en pareja fortalece el amor y es una forma de caminar a la santidad.

“Si Dios les ha dado ese deseo, es porque también les dará la gracia para lograrlo y vivirlo con alegría y pasión. No esperen a sentirse ‘perfectos’ o ‘listos’. El Señor usa vasijas frágiles para mostrar su gloria. Oren juntos, escúchense, y apoyen los carismas del otro”.

Ana también dirige un mensaje a quienes tienen el don de la música pero no se atreven a dar el paso.

Crédito: Ana Catalina y Germán Domínguez.
“No esperen ser profesionales ni tener todo resuelto en la vida para poder dedicar tiempo al servicio al cual Dios les está llamando. Lo más importante es tener el corazón dispuesto. Busquen una comunidad, rodéense de personas que también quieran servir, y sobre todo, oren mucho. La música que nace de la oración y del encuentro con Dios tiene mucho poder. Dios no busca perfección, sino corazones disponibles”. 

Ambos concluyen con una certeza: si el corazón arde por servir a Dios, no hay que dudar en responder al llamado, porque esa llama está destinada a iluminar muchos corazones.

Puedes escuchar la música de Ana en su cuenta de Facebook, Instagram y YouTube.

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