San Josemaría Escrivá vivió una época de muchos conflictos en España, su país de origen, y muchas veces se enfrentó a situaciones difíciles debido al clima de persecución religiosa contra los cristianos.

Principalmente por ser sacerdote, sufrió represión y muchas veces tuvo que esconderse y celebrar misa en secreto.

El santo contó una vez una historia en la que casi lo atacan en medio de la calle, pero se salvó gracias a su… ¡ángel de la guarda!

Este hecho tuvo lugar cuando vivía en Madrid. Un día al pasar por la calle, se le acercó un hombre con la clara intención de agredirlo.

De repente, otro hombre intervino, protegiendo a San Josemaría y ahuyentando al atacante.

El protector se acercó al santo y le habló en voz baja: “Burro pica, burro pica”, como solía referirse a sí mismo san Josemaría Escrivá en su vida espiritual, y solo su confesor lo sabía.

¡Fue entonces cuando supo que ese era su ángel de la guarda!

Por eso, el santo da la pista:

“Estás asombrado porque tu ángel de la guarda te ha estado brindando servicios de patentes. Y no debería sorprenderse; el Señor lo ha puesto contigo para esto”.

¿Tienes alguna historia sobre cómo te ayudó tu ángel de la guarda?

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