Nicole LeBlanc estaba embarazada de gemelas pero el pronóstico no era favorable. Los doctores le aconsejaron abortar, pero ella eligió la vida, y aunque sus pequeñas ya están en el cielo, la valiente madre afirma que “Dios siempre tiene la última palabra”.
Nicole es una madre hispana de 24 años, y junto a su esposo, Austin, son dueños de un negocio automotriz en Michigan (Estados Unidos).
El 16 de mayo de 2023, tuvieron a sus pequeñas gemelas, Maria Therese y Rachel Clare LeBlanc, que vivieron solamente 90 minutos. Su historia de confianza en Dios conmovió las redes.
En un artículo de National Catholic Register, Nicole cuenta cómo fue vivir esta experiencia que ayudó a su familia a crecer en fe.
La joven madre señaló que la vida humana “es sagrada e insustituible, independientemente de las circunstancias, diagnósticos u opiniones”.
“Aunque siempre creí en esta verdad fundamental, la experimenté de una manera transformadora cuando quedé embarazada de gemelas siamesas cuyas vidas, trágicamente, fueron descartadas por miles de personas, incluidos médicos y usuarios en las redes sociales”.
Nicole indicó que se casó durante la pandemia y gracias a todos los desafíos que tuvieron que enfrentar con su esposo para lograr una boda católica ideal, pudo fortalecer su fe en que Dios seguirá proveyendo mientras persigan el sueño de ser padres.
“Prueba tras prueba negativa empañaron nuestro espíritu, pero también profundizaron nuestras oraciones mientras le rogábamos a Dios que nos confiara con un regalo tan precioso”, remarcó.
“Finalmente obtuvimos la segunda línea rosa, pero poco después, una intensa náusea me golpeó. A pesar de mi emoción por finalmente haber concebido, la intensa enfermedad y la pérdida de peso me dejaron con el temor de que algo no estaba del todo bien”, agregó.
Una noticia que cambiaría todo
A las 10 semanas de embarazo, un fuerte dolor en el abdomen llevó a Nicole a la sala de emergencias, donde un médico les daría una trágica noticia.
“‘Estás embarazada de gemelas’, dijo, haciendo una pausa. Durante ese momento, mi esposo y yo nos reímos incrédulos, regocijándonos ante esta increíble noticia. ‘Pero son gemelas especiales, porque están unidas. Comparten un corazón, un diafragma y un hígado’”.
“Nos quedamos paralizados. Austin, confundido, preguntó al doctor, confirmando lo que habíamos escuchado. Nuestras gemelas estaban fusionadas y su pronóstico era la muerte inevitable”.
Para evitar cualquier debate sobre el aborto, la pareja decidió ir a un hospital cristiano, pero incluso en ese lugar los alentaron a terminar con la vida de las pequeñas.
“‘Sabemos dónde puedes ocuparte de esto’, repetían una y otra vez, negándose a decir la palabra que todos sabíamos que querían decir. ¿Por qué cada médico que me veía, al reconocer que estaba teniendo gemelas, esperaba solo tres respiraciones para preguntarme si quería deshacerme de ellas?”, lamentó.
La pareja decidió luchar por la vida de sus hijas, a pesar de ser un embarazo de alto riesgo.
“Las posibilidades de aborto espontáneo son mayores que las de dar a luz. Incluso si dieras a luz, los bebés vivirían sólo una hora, como máximo. Con un embarazo de alto riesgo y solo un saco gestacional, necesitarás una cesárea. Pero si lo haces, tu costado podría desgarrarse y podrías desangrarte hasta morir”, indicaron los doctores.
“Pero a pesar de todo, una voz tranquila se abrió paso, que reconocí como el todopoderoso Creador de nuestras hijas: ‘Yo proveeré’”, agregó Nicole.
Los esposos decidieron darle nombre de inmediato a las pequeñas y tener una relación con ellas tan larga como fuera posible.
“A diferencia de las advertencias de los médicos, no tuve un aborto espontáneo, pero me despertaba todos los días con ansiedad y miedo de que lo haría. Luchamos por encontrar a otros gemelos siameses a quienes se les haya dado una oportunidad en la vida; en nuestra investigación, solo encontramos imágenes inquietantes de los que fueron abortados”, lamentó.
“Incluso al compartir nuestra noticia en las plataformas de redes sociales, experimentamos una avalancha de odio y enojo de los espectadores que afirmaban que estábamos ‘torturando’ a nuestras hijas al elegir la vida”, agregó.
A las 31 semanas, los médicos descubrieron un fallo en el corazón de las gemelas y fue necesario una cesárea.
Nicole se preparó espiritualmente para el proceso, pidió confesarse y llamaron a un sacerdote para que estuviera en el hospital. Ella afirma que fue la confianza en Dios que los sacó adelante.
“Mis hermosas hijas nacieron y recibieron el bautismo y la confirmación de inmediato. Ambos pudimos sostenerlas y amarlas, e incluso escuchamos a María Teresa llorar, el sonido más hermoso que aún puedo escuchar hoy”.
Poco menos de 90 minutos después de nacer, las pequeñas fallecieron en los brazos de Austin.
“Fui inmensamente bendecido de tener la oportunidad de llevar a nuestras preciosas hijas. Eran dos almas hermosas y perfectas, bebés maravillosamente creados por su Creador con amor, que experimentaron el maravilloso regalo de la vida, aunque brevemente”.
Nicole indicó que esta experiencia ha dejado una cosa clara: Dios siempre tiene la última palabra, un hecho que ve reflejado en las vidas de sus pequeñas y en la seguridad con la que llevó el embarazo y el parto.
“Oramos por un hijo, y Dios nos envió dos. Hasta el día de hoy, mis niñas inspiran en mí y en Austin un ferviente deseo de compartir la verdad sobre su dignidad como seres humanos. Sus vidas tocaron las nuestras, así como a los proveedores de atención médica que presenciaron sus breves respiraciones en este mundo. Se convirtieron en mis amores más grandes, a quienes honraré para siempre”.