Los católicos creemos que cuando morimos, si vivimos en gracia de Dios, participamos de la visión beatífica en el cielo, es decir, de la contemplación eterna de nuestro Creador.
En el año 2003, Colton Burpo, entonces un niño de.4 años, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por una ruptura de apéndice. Durante la operación, asegura que su espíritu abandonó el cuerpo y pudo ver el cielo.
Luego de esta experiencia, en el año 2010 escribió el libro “El cielo es real: la asombrosa historia de un niño pequeño sobre su viaje al cielo y de regreso” en el cual se basó una posterior película.
En este artículo te compartimos el relato que compartió en una entrevista en televisión sobre su visión del más allá.
“Dios es tan grande”, el impresionante relato del niño que dice que fue al cielo y regresó
“En el 2003 casi perdemos a nuestro hijo en el centro de emergencias. Estábamos super consternados y no sabíamos qué hacer, pero supimos que él había ido al cielo”, comienza relatando Todd, el padre de Colton.
“Lo primero que me dijo es que él nos podía ver, dónde estábamos en el hospital, qué estábamos haciendo. Y toda la información que él nos daba era correcta”, agrega.
“Todo lo que pasó en la cirugía sí lo recuerda”, relata Colton. “Nunca morí, pero sí fui al cielo, sí lo vi“, asegura.
“Salí de mi cuerpo y pude verlo desde arriba, cómo los doctores estaban conmigo. Vi a mi mamá en un cuarto y a mi papá en otro. Y estaba sentado en el regazo de Jesús”
¿Cómo es el cielo?
“Es increíble. No hay nada parecido acá así que es difícil compararlo. Es la versión perfecta de la tierra, porque en el cielo no hay pecado, nadie envejece, es perfecto. Es una ciudad que nunca para de crecer”.
“Conocí a mi abuelo, a mi hermana que no nació, los arcángeles Miguel y Gabriel, al Rey David, a los Apóstoles y a María la Madre de Jesús“.
Pero lo que más lo impresionó fue la visión del Creador. “Dios es tan grande, es tan grande que puede sostener el mundo en sus manos“, comenta. “Cuando estás cerca de Dios crees que vas a tener miedo, pero piensas en su amor y sientes ese amor, no tienes miedo”.
Queda en cada cristiano juzgar la veracidad de la experiencia de este niño que dice a ver visto el cielo. De tratarse de una visión cierta y no deberse a algún estado de la conciencia, siempre se debe ser cauteloso.
Como toda revelación privada, ningún católico tiene la obligación de creer en ella y se debe proceder con prudencia. Siempre el criterio para aceptar las supuestas revelaciones es que jamas contradigan los Santos Evangelios, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
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