El entretenimiento y la cultura coreana han gozado de popularidad mundial desde hace mucho tiempo.
Éxitos emblemáticos como Squid Game de Netflix y la presencia creciente de talentos surcoreanos en Hollywood —incluida Lisa de Blackpink, la superestrella del K-pop nacida en Tailandia que actuó en la última temporada de White Lotus de HBO— están impulsando la cultura coreana al centro del panorama mundial.
Los K-dramas y el K-pop se han vuelto referencias cotidianas, y ahora un movimiento creciente de “K-faith” está añadiendo una nueva dimensión a esta ola cultural.
El Hermano Andrew Sanggu Kang, de 29 años, quien estudia actualmente con los Legionarios de Cristo en Roma y es originario de Cheongju, Corea del Sur, encarna esta unión entre cultura y fe.
Durante el Jubileo de los Jóvenes de este año, se mostró emocionado de encontrarse con jóvenes católicos de todo el mundo. Y quedó especialmente conmovido al ver a más de mil peregrinos coreanos presentes en las históricas calles de Roma.

Cuando se le pidió que explicara qué significa para él el “K-faith”, el Hermano Andrew compartió:
“Soy hermano y seré un futuro sacerdote. Amo el K-pop, los K-dramas, todo ese mundo ‘K’. Ahora queremos mostrarle al mundo el K-faith. La cultura coreana es muy única, no la encuentras en ningún otro lugar. Y esta K-culture siempre busca la belleza, el orden y la armonía. Ojalá podamos ver y experimentar el K-faith en la Jornada Mundial de la Juventud. K-faith es vivir nuestra fe católica con la cultura coreana, una cultura llena de armonía, orden y belleza”.
El Hermano Andrew también participó en el Jubileo de los misioneros digitales y de los influencers católicos en el Vaticano, donde habló sobre su enfoque en la evangelización en el mundo digital.
De forma intencional, integra elementos del K-pop y los K-dramas en su contenido para mostrar la belleza radiante de la fe católica.
Aquí tienes un ejemplo:
Aunque algunos consideran que la cultura coreana popular es muy secular y demasiado “humana”, el Hermano Andrew encuentra en ella un gran bien y comprende por qué atrae tanto a los jóvenes.
Explica que, en su esencia, Dios es la Belleza misma.
Al buscar belleza en el K-pop, los K-dramas y en todos los aspectos de la cultura coreana, cree que podemos encontrarnos con Dios de manera más profunda.
“El K-culture no es contrario a Dios ni a nuestra fe”, dice. De hecho, considera que nos ofrece nuevas oportunidades para colaborar y descubrir “una belleza aún mayor en nuestra fe”.
