El Papa Francisco anunció la creación de 21 nuevos cardenales, entre los que se encuentra el Padre Luis Pascual Dri, un fraile capuchino de 96 años cuyo testimonio como confesor ha impactado al Pontífice.

Tras finalizar el rezo del Ángelus este 9 de julio, el Pontífice anunció que el próximo 30 de septiembre se realizará un consistorio para la creación de 21 nuevos cardenales, 18 con derecho a voto y 3 mayores de 80 años.

En una nota de Vatican News, Andrea Tornielli, Director de la Dirección Editorial del Dicasterio para la Comunicación, señaló que el Papa Francisco ha recordado en varias ocasiones el testimonio del P. Dri como confesor.

“Recuerdo a un gran confesor, un padre capuchino, que ejercía su ministerio en Buenos Aires. Una vez vino a mi encuentro, quería hablar. Me dijo: ‘Te pido ayuda, tengo siempre tanta gente delante del confesionario, gente de todo tipo, humildes y menos humildes, pero también muchos sacerdotes.... Perdono mucho y a veces me viene un escrúpulo, el escrúpulo de haber perdonado demasiado’. Hablamos de la misericordia, y le pregunté qué hacía cuando sentía ese escrúpulo. Me contestó así: 'Voy a nuestra capillita, delante del sagrario y le digo a Jesús: ‘Señor, perdóname porque he perdonado demasiado. Pero fuiste tú quien me dio el mal ejemplo’. Esto no lo olvidaré nunca. Cuando un sacerdote vive así la misericordia consigo mismo, puede darla a los demás”.

Que nadie se vaya pensando que no ha sido comprendido

El P. Dri, que es sacerdote del Santuario de Nuestra Señora de Pompeya en Buenos Aires (Argentina), señaló en una entrevista a Vatican News, cómo conoció al Papa Francisco y dio un gran testimonio de perdón y misericordia.

“Yo, todo sea dicho, soy, no diré escrupuloso, pero sí un poco preocupado en las confesiones. Cuando era cardenal aquí en Buenos Aires, yo le tenía mucha confianza, iba a hablar con él y una vez le confié todo esto. Me dijo: ‘Perdona, perdona, tienes que perdonar’. Y yo: sí, perdono, pero luego me queda una cierta inquietud y por eso después voy a Jesús y le digo que fue él quien me enseñó, que me dio el mal ejemplo, porque lo perdonaba todo, nunca rechazó a nadie. Se ve que estas palabras impactaron a Bergoglio, se le quedaron grabadas”.

“Más de una vez ha aconsejado a algunos sacerdotes, por algún problema, que vinieran a hablar conmigo, les he escuchado y ahora somos grandes amigos, algunos de ellos vienen a menudo, hablamos, y se llevan muy bien espiritualmente, pastoralmente. Debo agradecer mucho al Papa esta confianza que ha depositado en mí, porque no la merezco. No soy una persona, un sacerdote, un fraile que haya hecho estudios, no tengo doctorado, no tengo nada. Pero la vida me ha enseñado mucho, la vida me ha marcado, y como nací muy pobre, siento que debo tener siempre una palabra de misericordia, de ayuda, de cercanía para quien venga aquí. Que nadie se vaya pensando que no ha sido comprendido, o despreciado o rechazado”.

El fraile capuchino señaló que pasa mañana y tarde en el confesionario, y animó a los sacerdotes a acoger, para que cada confesión sea un momento para acercar a los fieles a Dios.

“No debemos ser, empezando por mí mismo, funcionarios que se limitan a hacer algo: ‘Sí, le he dado la absolución’. ‘Sí, no, y ya está’. Todo lo contrario. Creo que debemos tener una cierta cercanía, una amabilidad especial, porque a veces hay gente que no sabe muy bien lo que es la confesión. ‘No te asustes, no te preocupes’. La confesión... lo único que se necesita es el deseo de ser mejor, nada más. No tienes que pensar con quién, o cuántas veces, o eso o lo otro. Todas esas cosas no ayudan. Siento que alejan a la persona. Y yo debo hacer que la gente se acerque a Dios, a Jesús”.

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