Si hay algo que un demonio tiene de notorio es la soberbia, pero hay otra cosa que un sacerdote pudo descubrir en un exorcismo. Un espíritu impuro lo corrigió y sin querer le hizo descubrir algo maravilloso sobre Jesús.

Monseñor Stephen Joseph Rosetti, sacerdote y psicólogo, escribió recientemente una breve narración para el sitio Catholic Exorcism donde contó que en una ocasión, durante un exorcismo, un demonio lo corrigió.

Así un demonio le hizo descubrir a este sacerdote algo hermoso de Jesús en un exorcismo

“Estábamos en un caso difícil y sabíamos que sería una batalla larga y fea. En un momento, exigí saber:’¿Cuántos demonios hay?’ La sarcástica respuesta demoníaca, ‘¡Demasiados para ti!’

A medida que la cohorte demoníaca se debilitó, pude obligarlos a revelar los nombres de todos los líderes más el número total de demonios presentes: 856. Eso es mucho.

Luego exigí saber los nombres de los líderes y sonó como un ‘Quién es Quién’ en el infierno. Esto no iba a ser fácil”. De esta manera comentaba el sacerdote el largo proceso para liberar a una persona de una posesión diabólica.

“A medida que pasaban los meses, uno por uno, los líderes y sus secuaces fueron expulsados ​​en el nombre de Jesús. En un momento llegamos a Baal. Se vio obligado a revelar que quedaban 679 demonios. Los sacerdotes-exorcistas volvimos a rezar el Rito y, como siempre, los demonios aullaban de agonía”.

La revelación inesperada sobre los ángeles caídos

“Le ordené a Baal que se fuera y pronuncié su nombre, Ba’al, con dos sílabas. Para mi sorpresa, me corrigió con firmeza, ‘Es Baal’ y lo pronunció con una sílaba. Más adelante en la sesión, nuevamente me corrigió y dijo que su nombre se pronunciaba Baal (como el balido de una oveja con una ‘L’ al final)”, comenta el sacerdote.

Y continúa: “Esto fue extraño. Aquí estamos en medio de una batalla campal, él está gritando a pleno pulmón y a punto de ser devuelto al infierno. Y, sin embargo, está concentrado en cómo pronunciar su nombre. ¡Esto era un narcisismo increíble!“.

Y Cristo es exactamente lo contrario

“Los demonios son narcisistas completos- comenta el padre Stephen -y Satanás es el narcisista más grande de todos. En el infierno, nadie piensa en el bien de otro. Es puro enfoque en uno mismo y, como Baal, el pensamiento extraño e irracional de un intelecto sucumbido al mal. Satanás sacrificaría a cada demonio debajo de él en el infierno solo para su propio placer.

Esto hace que el autosacrificio infinitamente generoso de Dios en Jesús sea aún más sorprendente. Satanás nos ensartaría para su propio beneficio. El corazón de Jesús fue traspasado en la cruz por nuestra salvación. Algo sobre lo que pensar”.

¡Jesús, manso y humilde de Corazón, has nuestro corazón semejante al Tuyo!

Este artículo fue originalmente publicado en Catholic Exorcism.

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