Para Fernando Frías, el notario más joven de España con apenas 24 años, ¡lo que le cambió la existencia fue el encuentro con Cristo!
Este joven de Cedeira, La Coruña, contó su testimonio en un episodio del podcast “Con P de Podcast” de Luis Usera.
Fernando creció en una familia alejada de la fe y, durante su etapa universitaria, también vivía distante de Dios. Sin embargo, tuvo su primer encuentro con Él en un módulo de teología en la Universidad Francisco de Vitoria, lo cual lo llevó a replantearse muchas cosas.
“Yo he experimentado, en algunos puntos, que cuando estoy cerca de Jesús, mi vida es mucho más feliz, porque las cosas que comparte, las cosas que dice, son las que a mí me llenan. En el fondo, es la búsqueda de la verdad. Como yo digo, al final de nuestra vida, de lo que nos van a examinar es del amor, de cuánto hemos amado y cuánto hemos amado en todo: en casa, en nuestra profesión, con nuestros amigos. Eso era para mí lo más importante”.
Cuando llegó el momento de prepararse para el exigente examen nacional, tuvo siempre presente a Dios. Mientras estudiaba en su cuarto, rezaba todos los días.
“Yo veía como estudiaba 14, 15 horas y recuerdo decir tengo una fuerza por las mañanas, una fuerza que es una fuerza del Espíritu Santo”.
Para Fernando, está capacidad de estudiar por tantas horas seguidas sin quebrarse solamente puede venir de la ayuda de Dios.
“Cómo le puedes explicar a alguien, con la lógica, que alguien sea capaz de estudiar 14, 15 horas durante todos los días y no quebrarse, y no enfermarse. Yo me acuerdo una noche de incluso pedirle a Dios que me mandara una enfermedad leve, en plan de ‘mándame una fiebre con unas anginas de una semana que me dejen fuera de juego’, porque estaba reventado, y no me la mandaba, sino que me mandaba una alegría y una fuerza tremenda”.
Fernando reconoció que, en ese camino, el factor decisivo fue su conversión. ¡Dios se volvió realmente presente y activo en su vida!
La lectura diaria del Evangelio
Leer la Palabra es para él una fuente de gran beneficio. Lee el Evangelio todos los días, y esto ha significado una gran transformación en su vida, una felicidad inmensa. “Te ayuda a ser mejor persona”.
Una alegría que debe cultivarse y compartirse:
“Desde que he tenido esta transformación y leyendo el Evangelio, he sentido una felicidad tan grande que, cuando uno siente una felicidad tan grande, ¿qué es lo que hace? Pues compartirla, porque yo digo: no me puedo quedar callado. ¿Y cuál es el mejor ejemplo para que los demás vean qué le pasa a este tío? Pues compartir esta felicidad”.
Ser cristiano no es fácil, “porque implica una coherencia en todos los ámbitos de la vida”. Y para lograrlo, se apoya mucho en la oración.