¿Cuál es la verdadera señal de la santidad? Según el Padre Mike Schmitz, no son los estigmas o las habilidades milagrosas para sanar a las personas. Santos como el Padre Pío, fueron mucho más allá de lo “sobrenatural”.

El P. Schmitz da una hermosa explicación sobre el secreto de la santidad de Padre Pío:

Cuando escuchamos sobre los santos, a veces nos enfocamos solo en las experiencias milagrosas que ocurrieron en sus vidas, como fue para el Padre Pío bilocarse o sanar a personas. El santo de los estigmas podía curar simplemente tocando a la persona afectada o pronunciando una palabra, incluso rezando por gente que no conocía.

El Padre Pío recibió una carta, oró por esa persona y fue sanada a pesar de estar al otro lado del Atlántico, ¡asombroso! Este santo también tuvo experiencias místicas, como son los estigmas físicos y espirituales, las heridas de Cristo en su propio cuerpo.

Y a veces, podemos mirar esto y pensar: “es asombroso, pero no pasará en mi vida, nunca podría hacerlo”. Probablemente no, porque todo es gracia, ¿verdad? Todo es un regalo. Pero si este don no lo tendré en mi vida, ¿significa que no es para mí? ¿Significa que no puedo ser santo?

Padre Pío no era sorprendente debido a los milagros. No era necesariamente asombroso debido a los estigmas. Hubo un momento en la vida del Padre Pío, cuando era fraile capuchino, en que estos milagros empezaron a suceder y sus superiores le impidieron celebrar Misas ni predicar en público.

Y San Pío, en lugar de decir “espera un momento, todas estas cosas asombrosas me suceden a mí ... no me digan qué hacer”, fue humilde y obediente, simplemente hizo lo que le ordenaron.

Y si puedo decir algo que marcó la santidad del Padre Pío, no fueron las bilocaciones, ni los milagros, ni las curaciones, ni los estigmas... Lo que marcó la santidad del Padre Pío fueron dos cosas simples: obediencia y humildad.

Así que esto es lo que creo: si ninguno de nosotros puede crear o recibir dones de curación, bilocación o estigmas... todos podemos ser humildes.

Y la humildad no es decir “soy muy malo”, es simplemente decir la verdad. La verdad sobre mí es que tengo ciertos dones y ciertas debilidades. Mis dones vienen de Dios. Mis debilidades requieren la ayuda de Dios. Simple. Muy simple. Todos tenemos a alguien a quien obedecer y servir, y todos podemos practicar estas dos virtudes de humildad y obediencia.

Y este fue esencialmente el secreto de la santidad del Padre Pío, y el secreto de la santidad de todos los santos, porque ser santo simplemente significa hacer la voluntad de Dios en cada momento.

Y todos nosotros, sin importar en qué etapa de la vida nos encontremos, ya sea que seas un fraile capuchino, una madre, estés soltero, seas padre de familia, un sacerdote, lo que sea que estés haciendo... todos podemos hacer la voluntad de Dios, es decir, todos nosotros, por la gracia de Dios, podemos vivir como santos, ¡hoy!

Padre Pío, ruega por nosotros.

Este artículo fue inspirado en el video de Ascension Presents.

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