Según algunas tradiciones, este santo se llevaba tan bien con sus mascotas, que logró algo aparentemente imposible: que un perro, un gato y un pericote (ratón) coman en paz de un mismo plato.

San Martín de Porres

Nació en Lima, Perú, en 1579. A los 15 años entró a la orden de los dominicos como terciario, practicando los oficios más humildes. Sobresalía por su humildad, su amor por los más necesitados, y su amistad con sus mascotas.

Entre todos los animales tuvo predilección por los pericotes (ratones) ya que todos los rechazaban por ser animales relativamente nuevos y desconocidos en el Perú.

Todos de un mismo plato

San Martín también amaba a otros animales. Mantenía en su celda a un perro que había rescatado de la calle y a un gato, los cuales eran tan amigos que comían del mismo plato.

Un día, mientras el perro y el gato comían en aparente paz del mismo plato, apareció un pericote atraído por el olor de la comida. El perro se sorprendió y ladró asustado, pero no tan asustado como el gato por el ladrido.

Wikipedia / Dominio público.
Wikipedia / Dominio público.

Alertado por el alboroto, San Martín de Porres trató de calmarles. “Cálmense, criaturas del Señor, cálmense”, dijo a los asustados animalitos.

Al pericote le dijo “Salga sin cuidado, hermano pericote. Paréceme que tiene necesidad de comer; venga, que no le harán daño”.

Y a los otros dos animales “Vaya, hijos, denle siempre un lugarcito al convidado, que Dios da para los tres”.

El pequeño roedor se acercó confiando en las palabras del santo y los otros dos lo recibieron sin protestar. Desde entonces los tres comían juntos y en paz.

¡San Martín de Porres, ruega por nosotros!

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