Fundada en el año 937 por el abad de Cluny, San Odón, la Abadía de Saint-Vincent de Chantelle se encuentra en la región de Auvernia, en Francia.
Con su iglesia y claustro románicos, esta abadía benedictina está situada en uno de los paisajes más bellos de la provincia de Borbonés. En este entorno de paz, las monjas benedictinas elaboran productos cosméticos de alta calidad como parte de su trabajo cotidiano.
Exploremos la historia de la abadía, su comunidad y su labor artesanal.

Orígenes de la Abadía de Saint-Vincent de Chantelle
Los orígenes de Chantelle se remontan al siglo V. En lo alto de una colina, a unos 300 metros sobre el nivel del mar, se construyeron un castillo y una iglesia dedicada a San Vicente. La vida monástica no comenzó allí hasta unos cinco siglos más tarde, cuando la propiedad fue entregada a los canónigos de San Agustín.
A lo largo de los siglos, la abadía acogió a numerosas figuras históricas importantes, en parte gracias a su ubicación estratégica cerca de una antigua vía romana que unía Clermont y Bourges. Algunos acontecimientos destacados incluyen:
- En el siglo VIII, Pipino el Breve, rey de los francos, tomó el castillo.
- A finales del siglo XIII, Aymar de Cros, obispo de Clermont, fue coronado allí.
- En el siglo XV, el duque de Borbón reconstruyó gran parte del lugar.
- En el siglo XVI, Ana de Beaujeu, hija del rey Luis XI y regente de Francia, vivió allí hasta su muerte.

Tiempos de dificultad para la abadía
En 1638, el cardenal Richelieu ordenó la destrucción del castillo, al sospechar que era utilizado como refugio por los opositores del rey. Afortunadamente, el priorato en logró sobrevivir.
Con el paso del tiempo, la comunidad original se fue reduciendo y fue reemplazada por jesuitas en el siglo XVII, quienes devolvieron vitalidad a la abadía. Sin embargo, su presencia duró apenas un siglo. Durante la Revolución Francesa, la abadía fue vendida como propiedad nacional, poniendo fin a una vida monástica que había perdurado por ocho siglos.
El retorno de la vida monástica
Tras los tumultos de la Revolución, el obispo de Moulins buscó restaurar la vida religiosa en Chantelle. En 1853, las monjas benedictinas procedentes de la Abadía de Pradines llegaron para reconstruir y renovar el monasterio. Sus esfuerzos fueron exitosos, y la abadía fue finalmente declarada monumento histórico.

La abadía en la actualidad
Hoy, la Abadía de Chantelle es el hogar de unas diez monjas benedictinas. Ellas siguen la Regla de San Benito, equilibrando la oración con el trabajo manual.
Las hermanas participan en siete oficios litúrgicos diarios, acogen a los peregrinos que viajan hacia Compostela y trabajan con sus manos elaborando diversos cosméticos monásticos. También gestionan una casa de huéspedes para quienes buscan descanso y renovación espiritual.

Una tradición de artesanía monástica
A mediados del siglo XX, el papa Pío XII alentó a los monasterios femeninos a desarrollar trabajos artesanales sostenibles, conocidos como artesanía monástica.
En 1954, las hermanas de Chantelle comenzaron a elaborar productos cosméticos artesanales. Sus primeras creaciones incluyeron agua de colonia y leche limpiadora, y el trabajo prosperó rápidamente.
Actualmente, las hermanas cuentan con su propio laboratorio y colaboran con varios empleados laicos. El proyecto continúa bajo la guía de la Madre Pascale, quien supervisa la producción y garantiza la calidad de los productos.

Cómo adquirir los productos de la Abadía de Chantelle
La abadía produce jabones, baños de burbujas, geles de ducha y otros productos cosméticos. Los visitantes pueden adquirirlos directamente en la abadía:
Abbaye Saint-Vincent de Chantelle
14 Rue Anne de Beaujeu
03140 Chantelle, Francia
Los visitantes también son bienvenidos a orar en la iglesia románica y saludar a las hermanas. Para quienes no puedan viajar, los productos están disponibles en la tienda monástica en línea Divine Box.
