El Papa León XIV celebró la Misa de inauguración de su ministerio petrino en la Plaza de San Pedro este domingo 18, dando inicio oficial a su labor como el 267 sucesor de San Pedro. ¡Pero hay algo especial en la fecha que ha elegido!
Y es que se trata del aniversario del nacimiento de San Juan Pablo II, quien vino al mundo un 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia. Conocido por su profundo amor a los jóvenes, su tierna devoción a la Virgen María y su incansable llamado a la valentía, este santo Papa dejó una huella imborrable en toda una generación… y, al parecer, sigue inspirando a una nueva, guiada por un sucesor que también camina tras sus pasos.
Durante la Celebración Eucarística de inicio de su Ministerio Petrino, León XIV rindió homenaje a San Juan Pablo II al utilizar la misma férula papal —el característico bastón pastoral— que acompañó al pontífice polaco a lo largo de su pontificado.
Además, vistió la casulla que Benedicto XVI usó en la Misa de canonización de San Juan Pablo II.
¡No tengáis miedo!
El 11 de mayo, pocos días después de su elección, León XIV celebró una Misa en la Cripta de la Basílica de San Pedro y su mensaje fue claro y sorprendentemente familiar:
“¡Ánimo! ¡Sin miedo!”, dijo.
“Muchas veces Jesús dice en el Evangelio: ‘¡No tengan miedo!’. Hay que ser valientes en el testimonio que damos, con la palabra y sobre todo con la vida”.
En su oración del Regina Caeli ese mismo día, el Papa León XIV dirigió un llamado directo a los jóvenes:
“Y a los jóvenes les digo: ‘¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!’”.
Sus palabras resuenan con la misma fuerza que el llamado de San Juan Pablo II en su primera homilía de 1978:
“¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”.
Devoción mariana
Otro aspecto que une a León XIV y a San Juan Pablo II es un profundo amor por la Virgen María.
En 1978, pocas semanas después de convertirse en Papa, Juan Pablo II dedicó toda su alocución del Ángelus al Rosario, calificándolo como su “oración favorita” y describiéndolo como una forma de disfrutar la presencia de María y sumergirse en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Su lema también fue “Totus Tuus” (Todo tuyo), expresando su total consagración a la Virgen.
León XIV también ha mostrado signos de su devoción mariana. En marzo, incluso antes de ser elegido, rezó públicamente el Rosario en la Plaza de San Pedro por la salud del Papa Francisco. Y en sus primeros días de pontificado, peregrinó al Santuario de la Madre del Buen Consejo en Genazzano, a las afueras de Roma, y a la Basílica de Santa María la Mayor, donde rezó y dejó flores a la Madre de Dios.
¡San Juan Pablo II, ruega por la Santa Iglesia y por el pontificado de León XIV!