Mientras en Milán los Institutos Religiosos Femeninos se vacían, ¡Anna Maria ha decidido ir contra corriente!
Con poco más de treinta años, Anna Maria acaba de hacer su profesión solemne en el Monasterio de las Clarisas Capuchinas en Milán. Ha elegido la meditación, despertarse al amanecer, las oraciones, las lecturas y mucho más. Junto a ella viven nueve hermanas, algunas de ellas ancianas, de hasta 89 años.
“No soy un ángel, no soy mejor que nadie. Pero he encontrado un lugar donde me siento completa”, compartió al Corriere della Sera.
Cuando le preguntaron si extrañaba algo, respondió: “Toda elección implica renuncias. Pero si estás construyendo algo en profundidad, las dudas son una oportunidad para fortalecer la confianza y la fe, no para huir. A veces, para entender que la vida no se agota en las cosas, hay que quedarse donde uno está”.
Anna Maria, suora di clausura a 30 anni (mentre i monasteri si svuotano): «Non sono un angelo» https://t.co/uBicLkwuy6
— Corriere della Sera (@Corriere) July 5, 2025
Los sueños de adolescencia, el fin de una relación y el Camino de Santiago
De adolescente, Anna Maria soñaba con tener un novio, casarse y una casa llena de niños. “Siempre he tenido una idea muy fuerte de comunidad. De una familia amplia, abierta”. Pero su relación terminó después de cuatro años.
Fue entonces cuando decidió hacer el Camino de Santiago: “Caminaba, lloraba, pensaba y hacía amistad, especialmente con dos chicas y un fraile. Cada noche celebrábamos la Eucaristía. Sentía que no estaba sola”.
La universidad, el voluntariado y sus primeras experiencias en monasterios
De vuelta en Milán, se graduó, comenzó a trabajar en la Fundación Don Gnocchi y se dedicó al voluntariado en la cárcel de Bollate. En cuanto a su vida personal, “salía, intentaba volver a enamorarme. Pero siempre había algo que faltaba. Como un nudo que no se desata”.
Fue entonces cuando comenzaron sus primeras visitas a monasterios, como el de Santa Clara en Gorla y el de las Clarisas Capuchinas en Brescia. “Buscaba un espacio donde poder escuchar lo que el ruido tapa. Un día me dije: deja de pensar tanto. Déjate amar”. Un año después, ¡Anna Maria tomó la decisión definitiva de entrar!