Coro Samblas es madre de 3 hijos biológicos y 5 adoptados. Estos últimos eran de la lista de “niños que nadie quiere” por tener discapacidad, sin embargo, esta madre no se imagina una vida sin ellos. Su testimonio ha tocado el corazón de los usuarios de redes sociales y ya cuenta con más de 7 millones de reproducciones.
En un capítulo del podcast “Mantita y fe”, Bárbara Bustamante conversó con Coro sobre su llamado a la adopción y la realidad de la larga lista de niños con necesidades especiales que esperan por una familia.
Un matrimonio joven y el llamado a la adopción
Coro, que trabaja como controladora aérea, conoció a su esposo, Alex, cuando tenían 14 años, una relación que llegó hasta el matrimonio.
“Éramos vecinos en la misma urbanización, íbamos a Misa al mismo sitio y rápidamente nos localizamos, el Señor que nos conoce, nos puso las cosas muy fáciles”, indicó.
Esta relación permitió que pudieran conversar de muchas cosas con la espontaneidad que se pierde al crecer, entre ellas, la posibilidad de adoptar si no pudieran ser padres en el futuro, como un “plan B” en el caso de no tener hijos biológicos.
Este pensamiento cambió totalmente con su tercer hijo, que debido a la incompatibilidad del factor RH de la sangre del bebé con la de Coro, tuvo continuos problemas hasta el momento del nacimiento.
El parto fue por cesárea y la familia no pudo conocer inmediatamente a Bosco, ya que el pequeño pasó a la Unidades de Vigilancia Intensiva (UVI).
“No pude ir a verle por mi cesárea, que además era la tercera y un poco complicada, no pude ir a verle hasta 48 horas después, con lo cual, en el momento en el que yo entré en aquella UVI, yo no sabía cuál era mi hijo, no tenía ni idea.
Yo creo que eso fue una preparación, porque yo podía haber cogido en mis brazos a cualquiera de esos niños y habría sido la madre más feliz del mundo”.
Dios mostró en ese momento a Coro el verdadero significado del llamado a la adopción.
“Creo que ese momento fue en el que el Señor me preparó y me dijo: mira, que puedes ser madre del niño que yo te ponga en los brazos, y entonces nos dimos cuenta que hay hijos que te los manda Dios y hay hijos que te manda Dios a buscarlos.
Decidimos que la adopción era una llamada en sí misma, que no era un plan b, y ha sido una gracia maravillosa, porque la adopción para mí te enseña a ser padre de verdad, como tienes que ser, de que el niño no es una prolongación de ti mismo, sino que es una persona a la que tú tienes que conocer, tienes que respetar desde el minuto uno, tienes que acoger y él tiene que acogerte también”.
Coro indicó que hay un punto importante en la adopción: no es la familia la que solicita un niño, sino que se da como ofrecimiento.
“Esto es muy importante, saber lo que estás haciendo, te estás ofreciendo, entonces no exiges, ni eliges, ni pones condiciones, nosotros eso lo teníamos muy claro”.
“El pasaje Verde”: La adopción de los niños con discapacidad
Al no poder adoptar por la vía nacional en España, decidieron intentar por la adopción internacional, escogiendo China como el país indicado, donde les indicaron que había una lista de espera de 8 años si deseaban adoptar.
“Entonces le dije: ¿pero no hay niños esperando?, y me dice: hay niños, pero no los que vosotros queréis, y dijimos: cómo que lo que nosotros queremos, si nosotros queremos ser padres de un niño que exista, sin más condiciones.
Entonces nos enteramos que justo en ese momento, un año antes, había empezado una vía paralela a la adopción ordinaria, que se llama ‘pasaje verde’, que gracias a Dios empezó ya en muchos países, y que incluso existe en España, que es la adopción de niños con necesidades especiales”.
Lamentablemente, en el pasaje verde son los niños los que esperan ser adoptados.
“En aquel momento había una lista de unos 4 mil niños esperando una familia, mientras había familias esperando 8 años a que les dieran un bebé sano, que te hace gracia, porque dices: bueno sano hoy, mañana pues ya veremos”.
Coro señaló que al iniciar por el pasaje verde te dan una lista de todas las circunstancias médicas que puede tener el niño, y la familia debe escoger aquellas a las que se siente preparada a afrontar.
“Nosotros, como tenemos fe y sabemos que Dios capacita a los que elige, no elige a los capacitados, hicimos una línea en todo, y cundió el pánico allí”.
Los entrevistadores no querían aceptar una postulación totalmente libre para acoger cualquier necesidad especial que tuviera el niño.
“Les dijimos: a ver, que nos da igual, que nosotros pensamos que esto viene, no va a ser una decisión tuya, no va a ser una decisión del gobierno, esto es algo que está en nuestro camino y ya está, y hay un hijo nuestro que está esperándonos, y no sabemos decirte qué es lo que va a tener de todo esto”.
Al final, aceptaron su ofrecimiento abierto y llegó su primer hijo, Bruno, que tenía una cardiopatía compleja. Luego, acogieron a Olaya, Benjamín, Samuel y Borja, un pequeño que ya se encuentra en el cielo.
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