El sacerdote carmelita y doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz, es conocido por sus hermosas poesías que nos ayudan a encender el corazón en deseo de imitar a Jesús.
Juan de Yepes Álvarez nació en Ávila (España) en 1542, estudió en el Colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, donde aprendió sobre ciencias humanas, retórica y lenguas. Ingresó al convento de los padres carmelitas a los 21 años y adoptó el nombre de fray Juan de San Matías.
Poco después de ser ordenado sacerdote, conoció a Santa Teresa de Jesús, a quién apoyó en su plan de reforma del Carmelo.
Según indica Vatican News, en 1568, fundaron la primera casa de Carmelitas Descalzos en Ávila, y al formar parte de la primera comunidad masculina reformada, tomó el nuevo nombre de “San Juan de la Cruz”.
San Juan murió en 1591 y sus últimas palabras antes de partir fueron: “Hoy voy a cantar el Oficio en el cielo”.
“San Juan de la Cruz tuvo una vida muy dura, aceptó persecuciones y sufrimientos sea en su actividad reformadora sea en el periodo de encarcelación, y sin embargo fue justamente en los momentos más difíciles que dio a la luz sus obras más bellas”
Entre los grandes poemas que dejó este santo, tenemos uno que nos recuerda los constantes deseos que debemos tener de imitar a Jesús.
Concédeme el deseo de imitarte
Concédeme o Cristo
un constante deseo de imitarte
en todas mis acciones.
Ilumina mi espíritu,
para que contemplando tu ejemplo,
aprenda a vivir como tú has vivido.
Ayúdame, Señor,
a renunciara todo lo que no es plenamente
a honor y gloria de Dios.
Y esto por amor tuyo Jesús,
que en la vida querías hacer en todo
la voluntad del Padre.
Oh Señor, haz que yo te sirva
con amor puro y entero,
sin esperar en cambio
éxitos o felicidad.
Que yo te sirva y te ame, oh Jesús,
sin ningún otro propósito
que tu honor y tu gloria.
Amén