La Biblia es absolutamente central para los católicos, entonces... ¿por qué hay tantos mitos que parecen indicar lo contrario?
Aquí les presentamos 5 de los mitos más comunes acerca de la Biblia y la Iglesia Católica.
Mito 1: Los católicos no creen en la autoridad de la Biblia
Verdad: Los católicos creen que la Biblia es la Palabra inspirada por Dios y es la más grande autoridad en todo lo que enseña. La auténtica Tradición, también autorizada Palabra de Dios (2 Tesalonicenses 2, 15), no puede contradecir la Biblia; ni siquiera el Magisterio tiene la autoridad para alterar o reemplazar la Escritura.
Mejor dicho, los católicos creen que la Iglesia “no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo…” (Dei Verbum 10)
Mito 2: Los católicos agregaron libros a la Biblia
Verdad: Es irónico que esta acusación usualmente provenga de protestantes cuando, de hecho, es el caso opuesto. Los católicos usan la tradicional versión completa de la Biblia mientras que los protestantes tienen menos libros porque ellos los quitaron.
La historia del cánon bíblico (listado de libros) es complicado, pero basta con decir que hasta el siglo IV no había un consenso acerca del listado de libros sagrados. Entonces los concilios locales de obispos y el Papa acordaron que reconocerían los 73 libros que los católicos reconocemos hasta nuestros días.
Aunque algunos desacuerdos se mantuvieron, los 73 libros canónicos fueron usados durante más de un milenio. Hasta que los protestantes removieron 7 libros (y algunas partes de otros libros) que los católicos y ortodoxos aceptaban ya que eran reconocidos como inspirados por Dios incluso por la Iglesia primitiva.
Mito 3: La Iglesia Católica no quiere que los católicos conozcan la Biblia
Verdad: Esto es simplemente falso. Esto es lo que el Concilio Vaticano II dijo al respecto: “el Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a los religiosos, a que aprendan ‘el sublime conocimiento de Jesucristo’, con la lectura frecuente de las divinas Escrituras. ‘Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo‘”. (DV 25)
La Iglesia Católica ha traducido la Biblia a lenguas vernáculas a través de la historia, a veces incluso inventando alfabetos para lenguajes que no lo tenían. Y el actual Leccionario – o el plan de lecturas bíblicas en Misa – tiene un ciclo de tres años el cual cubre el Nuevo y Antiguo Testamento. ¡Eso significa que si vas a Misa regularmente podrás escuchar la predicación de la Biblia entera en tres años!
Mito 4: La enseñanza de la Iglesia contradice la Biblia
Verdad: De hecho, la enseñanza de la Iglesia Católica es la enseñanza de la Biblia.
Obviamente no se puede defender la totalidad de la enseñanza de la Iglesia en un solo artículo, pero sí, incluso las doctrinas que los protestantes señalan como las más obviamente erróneas son en realidad perfectamente compatibles con las Escrituras.
El Purgatorio (1 Corintios 3), error de la sola fide (Juan 2, 24 Mateo 25), la autoridad de la Tradición oral (2 tesalonicenses 2, 15), rezar por los difuntos (2 Macabeos 12) son todas enseñanzas de la Escritura.
Es verdad que algunas enseñanzas católicas no están explícitamente en la Biblia, sin embargo no la contradicen y están basadas en la Tradición oral de los Apóstoles, la cual tiene tanta autoridad como las propias escrituras (2 Tesalonicenses 2, 15).
Mito 5: Los católicos no toman la Biblia literalmente
Verdad: De hecho, la Iglesia Católica toma la Biblia entera literalmente.
El catecismo de la Iglesia Católica enseña que “El sentido literal es el sentido significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis que sigue las reglas de la justa interpretación. Todos los sentidos de la Sagrada Escritura se fundan sobre el sentido literal“. (CEC 116)
Sin embargo, esto no significa que toda la Escritura deba ser interpretada en el mismo sentido. El género, formas literarias, idiomas, contexto histórico, etc, deben ser tomados en cuenta para encontrar el sentido literal.
Por ejemplo, si el autor del Génesis intentó que los 6 días de la creación sean tomados metafóricamente, entonces leerlos como metáforas es el sentido literal (por esto la Iglesia no está de acuerdo con algunas lecturas fundamentalista de la Biblia).
Pero los católicos no pueden cambiar el sentido literal de algún pasaje de la Escritura que no les gusta por una alegoría que el autor no trató de transmitir originalmente.
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