En 1675, Cristo se le apareció a la religiosa francesa Santa Margarita María de Alacoque para darle un mensaje de misericordia y conversión.

Jesús le prometió que si un creyente va a Misa cada primer viernes del mes y recibe la comunión en estado de gracia durante nueve meses, Él le ayudará en los últimos momentos de su vida.

Desde entonces la devoción de consagrarse e ir a Misa en honor al Sagrado Corazón de Jesús cada primer viernes de cada mes, se hizo una de las más populares del catolicismo.

Estos son 5 datos que debes saber sobre esta famosa práctica:

La hora santa y el Monte de los Olivos

El teólogo francés Bertrand de Margerie (1923-2003) explicó que, durante la aparición número 12 de Cristo a Santa Margarita, Él pidió que los jueves por la noche, como preparación para los viernes de los 9 meses, se rece para sentir lo que él sufrió en el Monte de los Olivos. Desde entonces, se tiene la costumbre que los jueves por la noche se haga una “Hora Santa”, acompañando al Señor en el Santísimo.  

¿Por qué es una “reparación de honor”?

Durante la aparición de junio de 1675, Cristo pidió que, en el noveno viernes, se comulgue haciendo una “reparación de honor” por medio de una ofrenda honorable. Esa “reparación de honor”, para las épocas de la santa, significaba pasar por una penitencia.

Una de las muestras de devoción más grandes

En 1882, Philip Kemper, un hombre de negocios de Estados Unidos, imprimió en grandes cantidades la lista de promesas del Sagrado Corazón, y la repartió por todo el mundo. Gracias a esto, fueron traducidas a 238 idiomas, haciendo crecer esta devoción. Kemper recibió una bendición especial del Papa León XIII, en 1895 por su gesto.

No es un boleto al cielo

Estas promesas no están destinadas a que nos ganemos el cielo inmediatamente. Por más ventajas y gracias que Cristo nos pueda dar, aún siguiendo las instrucciones dadas a Santa Margarita, estas no nos obligan a aceptar su amor y a convertirnos. Es necesario nuestra voluntad, que nuestra alma coopere con la gracia para salvarnos.

Muestra de misericordia

Según el teólogo Robert Stackpole, un ex sacerdote anglicano que se convirtió al catolicismo, el mensaje general de estas promesas es que la generosidad de Cristo nunca será superada. Tan solo nos pide recibir su Cuerpo y su Sangre y todo se nos será dado, no importa qué pecado hayas confesado.

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