En el Décimo Encuentro de Mundial de las Familias, una pareja brindó un conmovedor testimonio de las necesidades que tienen los matrimonios jóvenes. En su discurso, pidieron el acompañamiento de la Iglesia, de la comunidad y de los matrimonios veteranos.

Sus nombre son Edu y Mónica, viven en Toledo (España) y están casados hace poco más de 7 años. Ambos reconocen que en estos años “tuvimos que crear un nosotros” en un contexto que es cada vez más hostil al matrimonio y la familia.

El conmovedor pedido de los matrimonios jóvenes a la Iglesia

“En este momento los matrimonios nos casamos en un sociedad hedonista, individualista y relativista, donde se nos transmiten ideas de relaciones amorosas, sexualidad, dinero y placer que en numerosas ocasiones atentan contra la dignidad del matrimonio y la familia. Hoy más que nunca necesitamos luz y esperanza. No queremos ser un matrimonio mundano, acorde con las modas del momento. Queremos ser verdaderamente el matrimonio que Dios pensó para nosotros. Necesitamos a nuestra madre, a nuestra madre Iglesia, que acoge, que ilumina y acompaña”, expresó Mónica.

Es por eso que este matrimonio expresó las necesidades que los matrimonios jóvenes tienen en un mundo como este. “Los matrimonios jóvenes pedimos a nuestra madre la Iglesia un acompañamiento que nos permita nutrirnos, recibir, tener luz, compartir, intimar y ser fecundos“.

Del amor romántico al amor auténtico

“Necesitamos nutrirnos, pero de un alimento sano, bueno, verdadero y sólido. Necesitamos profundizar en los momentos vitales y las etapas que pasará nuestro matrimonio. Pasamos de ser hijos a ser esposos… creamos una nueva familia, un nosotros, con un proyecto en común. Se trata de hacer real aquello que habíamos idealizado en el noviazgo. Se trata de mirar con verdad lo que estábamos mirando con ilusión, de ir pasando del amor romántico que es efímero, al amor maduro y auténtico“, comentó Mónica.

El matrimonio como sacramento en lo cotidiano

Los matrimonios jóvenes “necesitamos un acompañamiento que nos descubra el verdadero significado del matrimonio en su dimensión sacramental y trascendental, en su llamada a la santidad. De repente, nos damos cuenta de que el otro no existe para afligir mi vida sino que es el regalo de Dios, la ayuda adecuada en mi camino de santidad, que es don para mí.

Tenemos un ritmo de vida acelerado: trabajamos, hacemos las tareas del hogar, cuidamos de los hijos; y apenas nos paramos, pensamos, nos miramos y nos encontramos”, reconoció Edu.

Además, los matrimonios jóvenes “necesitamos reflexionar temas relacionados con las familias de origen, con la distribución de las tareas, la economía familiar, los trabajos, el ocio, la amistad, la educación de los hijos. Necesitamos crear nuestro proyecto común, tomar decisiones juntos, apoyarnos, buscar el bien del otro y compartir.

También necesitamos que nos hablen de los riesgos, las redes sociales, el uso del teléfono o la televisión, algunas relaciones sociales, exceso de ocio o trabajo, monotonía, y todo aquello que coloque nuestra mirada y nuestro corazón fuera del matrimonio”.

Matrimonios jóvenes y sexualidad

Necesitamos que nos hablen de sexualidad, nos encontramos en una sociedad donde mucho nos hablan de sexo, pero en realidad lo desconocemos todo. Para nosotros, ha sido esencial descubrir la profundidad de las relaciones conyugales, la preciosidad del encuentro amoroso, la comunión entre los esposos en un  momento de entrega, acogida y donación. Descubrir que al amarnos estamos participando del amor de Dios”, expresó Mónica.

“Los matrimonios jóvenes necesitamos descubrir la belleza de la alteridad sexual, encontrarnos como don para el otro en nuestra diferencia y complementariedad. Descubrir la grandeza de la masculinidad del esposo, de la donación que esto conlleva. Y lo hermoso de la feminidad de la esposa dirigida a la acogida. Mi esposo no es mi enemigo, me complementa”.

También, “necesitamos que nos acompañen en las cuestiones referidas a nuestra dimensión fecunda, en la apertura generosa de nuestro matrimonio. Que nos guíen en un camino de conocimiento de la fertilidad para un verdadero encuentro que respete nuestra dignidad de esposos.

Para nosotros fue esencial que nos acompañasen en el aprendizaje de métodos naturales que nos acercan como esposos, que nos permite conocernos, entregarnos y amarnos sinceramente”, reconoció Mónica.

Los matrimonios veteranos

Matrimonios con experiencia, son esperanza, luz, consejo, ejemplo, modelo de amor maduro, de generosidad, de afrontamiento de dificultades, de vida de oración. Los matrimonios jóvenes necesitamos de su presencia generosa, de la ayuda que prestan para que podamos crecer en el amor”, dijo Mónica.

Y agregó: “nos han enseñado que el amor verdadero es donarse al otro, es ser capaz de ver la dignidad, la grandeza del otro con admiración. Que el verdadero amor es elegir amar día a día

¿Qué piensas de este testimonio?

Comparte