“Al mal no le preocupa tu libertad. Quiere control”, alerta un sacerdote exorcista al referirse a la Wicca. Se trata de una religión neopagana que adora supuestas deidades de la naturaleza y realiza prácticas similares a la brujería invocándolas.

En cualquier caso, y más allá de las variaciones regionales que pueda tener, se trata de un intento por recuperar prácticas paganas de diversos pueblos que, no solo son contrarias al cristianismo, sino también peligrosas para quienes la practican.

En un artículo escrito para National Catholic Register, Patti Maguire Amstrong entrevistó al padre Vincent Lambert y otro exorcista, quienes advirtieron sobre el crecimiento de estas prácticas neopaganas.

Sacerdote alerta sobre el crecimiento de la Wicca y los peligros de practicarla

Un sacerdote exorcista -al que la autora no identifica- comenta que, al practicar la Wicca, “te estás endeudando al invocar un poder que no proviene de Dios y al establecer una relación con ese poder”. Luego agrega: “Si pides un favor, estos espíritus no quieren ayudarte a largo plazo. Si crees que lo hacen, te estás engañando a ti mismo”.

En este sentido, explica que la idea de que podemos lanzar hechizos es la forma en que el diablo es seductor y hace que la gente se relacione con él. “Una vez que estos poderes demoníacos están en una relación contigo, tienes que pasar por un gran nivel de batalla espiritual para ser libre. No te van a dejar ir”, advierte.

“Al mal no le preocupa tu libertad. Quiere control”, dijo. “Es Dios quien quiere que tengas verdadera libertad“.

En esta línea, el padre Vincent Lambert, también alertó sobre prácticas como la Wicca que invocan a entidades demoníacas disfrazadas de “deidades”.  “Cualquiera que se atreva a decir que quiere desafiar que Dios está a cargo está usando el poder del mal como propio. Deben darse cuenta de que no podemos usar al diablo; el diablo nos usa. La gente no puede controlarlo y el diablo termina usándolos para sus propios fines”.

Además, la iglesia señala “todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible” (CIC 2117)

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Este artículo fue traducido y adaptado de National Catholic Register.

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