El último milagro en Lourdes, experimentado por una religiosa francesa, aún continúa desafiando -y sorprendiendo- a los médicos que se acercan a analizar el caso.

La Hermana Franciscana Oblata del Sagrado Corazón, Bernadette Moriau, sufrió una dolorosa enfermedad degenerativa de la columna durante 42 años. Su “espalda, columna y pelvis eran como gelatina“, cuenta Bernadette, sostenidas por un “corsé rígido cervical-lumbar” que mantenía su rigidez.

El último milagro en Lourdes que continúa sorprendiendo a los médicos

El cuerpo le dolía todo el día, por lo que debía tomar morfina para calmar el sufrimiento. Fue esa compasión por el sufrimiento del prójimo la que la había llevado a estudiar enfermería.

Después de un tiempo aceptó cristianamente su enfermedad. Pero en 2008, decidió unirse en una peregrinación al santuario donde la Virgen María se apareció a Santa Bernardita. Lo que no imaginó es que viviría la experiencia del último milagro en Lourdes del que se tenga registro.

Así, viajó en tren hacia Lourdes en un vagón “ambulancia”, pero al allí, no rezó por su propia recuperación, pero su ánimo se fortaleció al participar en las procesiones diarias y bañarse en las aguas de la gruta.  Ya de regreso, se enfocó en pedir la curación de los peregrinos que habían ido hacia el santuario.

Sin embargo, Dios tenía preparada otra cosa para ella. A los pocos días de su regreso de Lourdes, la hermana Bernadette experimentó un cese repentino del dolor y una curación completa de su cuerpo o, como ella lo llama, una “re-creación”.

De pronto su pie torcido se enderezó, su espalda recobró su vigor; se quitó el corsé y caminó libremente. ¡Así sucedió el último milagro en Lourdes!

Con lágrimas de alegría, se apresuró a compartir la noticia con las otras hermanas, que se unieron a ella en oraciones de gratitud por el amor gratuito y la misericordia de Dios.

“Sobreviví a una lucha de cuarenta y dos años. Pero esa fue una señal de Dios, una señal visible de su amor por todos nosotros“, expresa Bernardette.

El análisis médico del prodigio

Como ella reconoce con un humor característicamente directo, se le pidió a la comunidad médica que participara en un “diagnóstico extraño”, no para lograr una cura, sino para “demostrar por qué no tenían nada que ver” con su curación.

La extensa investigación estuvo envuelta en secreto hasta que el milagro fue confirmado formalmente por las autoridades de la Iglesia, después de un período de discernimiento, y anunciado públicamente en 2018.

Desde entonces, la hermana Bernadette se ha convertido en una especie de celebridad, incluso para los medios, en su mayoría secularizados, de Francia. Ha ofrecido su testimonio para periodistas y grupos de jóvenes.

Hoy, habiendo sido testigo del último milagro en Lourdes recuerda: es una “señal del loco amor del Creador por su creación”.

Este Dios no es “vengativo ni manipulador”, Él es “restaurador… amoroso, mendigante, asistente, humilde en su grandeza, poderoso en su amor y sobre todo fiel”, concluye la religiosa.

¿Qué piensas de esta asombrosa historia?

Este artículo fue traducido y adaptado de National Catholic Register.

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