El conocido milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro suele ocurrir tres veces al año: el primer domingo de mayo, en la fiesta del santo (19 de septiembre) y el 16 de diciembre.

El 1 de mayo, Fiesta de San José y comienzo del mes de la Virgen, todos en Nápoles -y el mundo- esperaban que el prodigio de sangre San Genaro se repitiera. Sin embargo no ocurrió el sábado.

Cuando todos daban por perdida esta fecha tan especial para la devoción italiana, un día después, el domingo 2 de mayo, ¡la sangre se licuó!

Un día después de la Fiesta de San José, se licuó la sangre de San Genaro

Así comunicaba la Capilla de San Genaro en Nápoles que la licuefacción no había ocurrido como se esperaba el 1 de mayo.

 

Il sangue per la seconda volta non si è sciolto, la prima del 2021. L’occasione precedente è stata nel dicembre 2020,…

Publicado por Cappella di San Gennaro en Sábado, 1 de mayo de 2021

 

La publicación mencionaba: “La sangre por segunda vez no se derritió, la primera de 2021. La ocasión anterior fue en diciembre de 2020, cuando las reliquias de sangre se mantuvieron sólidas.

Al término de la celebración eucarística, desde el altar se anunció que la sangre de San Gennaro seguía sólida”.

Sin embargo, el domingo por la tarde, después de un día de oraciones ocurrió el prodigio. La publicación de la capilla anunciaba:

“Hoy a las 17:20 pm la sangre se derritió y el prodigio se cumplió. ¡Viva San Gennaro!”

Los “malos augurios” que trae la no licuefacción

Mucha gente cree que cuando el milagro de la sangre de San Genaro no ocurre es porque está por ocurrir alguna catástrofe. Y no es de extrañar, algunos hechos de la historia contribuyen a este miedo.

En septiembre de 1939 la sangre no se licuó y Alemania invadió Polonia, iniciando la Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 1943, la sangre no volvió a licuarse y los nazis estaban en auge en Europa. 1973 fue el turno de la terrible epidemia de cólera en Nápoles. Y en 1980, sin la licuefacción del 19 de septiembre, se produjo el gran terremoto en Irpinia el 23 de noviembre.

Entre algunos datos asombrosos, el 21 de marzo de 2015, la sangre se disolvió en manos del Papa Francisco en la catedral de Nápoles. Antes de esta fecha, la sangre solo se había licuado en manos del beato Papa Pío IX, en un contexto difícil para el papado en Italia.

El mensaje del cardenal Mimmo Battaglia

El cardenal Battaglia, al finalizar la Misa del 1 de mayo -y aún cuando la licuefacción de la sangre de San Genaro no había ocurrido-, instó a los fieles no entregarse al deseo de leer en el milagro “buenos deseos o presagios siniestros para nuestro futuro”.

“La sangre, tanto si se derrite como si permanece en su santidad inalterada, nos remite a la sangre de Cristo, en cuyo misterio pascual nos encontramos todavía y que todavía da sentido al gran e intenso icono de la sangre que se derrite”.

En cualquier caso, el milagro que Dios obra a través de la sangre de San Genaro sigue siendo un llamado para aquellos que aún no creen y un motivo de credibilidad a todos los que tenemos la fe puesta en Cristo.

¡San Genaro, ruega por nosotros!

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