Se llama Miguel Mendoza, nació y vivió hasta su adolescencia como Testigo de Jehová, pero se conmovió con una imagen de San Juan Pablo II celebrando Misa y se convirtió al catolicismo. El 13 de febrero de 2021 fue ordenado diácono a los 25 años junto con otros ocho jóvenes y en poco tiempo será sacerdote.

Era Testigo de Jehová, vio a San Juan Pablo II celebrando Misa y pronto será sacerdote

Miguel nació en Colorado, Estados Unidos. Creció en una familia de Testigos de Jehová odiando a la Iglesia Católica. A los 16 años sintió la necesidad de investigar quién era esa institución a la que tanto detestaban. Pero Jesús tenía preparada otra cosa para él.

En una entrevista realizada para el sitio El Pueblo Católico, el diácono Miguel Mendoza cuenta su proceso de conversión y aconseja a todos aquellos cuyos familiares se encuentran alejados de la fe católica.

Su vida como Testigo de Jehová

“Cuando nací ya eran Testigos de Jehová. Tengo entendido que mi mamá quería ser monja cuando estaba en México pero mi abuela no la dejó. Poco después dejaron la Fe católica, encontraron los Testigos de Jehová, y cuando yo nací, nací en una familia que era Testigo de Jehová”, cuenta Miguel.

Sin embargo recuerda lo importante que fue su madre para crecer en ese primer amor a Dios. “Lo más bonito es que, creo especialmente de mi mamá, ella me enseñó cómo en verdad amar a Dios, como tener un verdadero amor a Dios. Aunque obviamente no iba a ser lo más perfecto, porque los Testigos de Jehová tienen unas ideas diferentes a los católicos”.

Pero Jesús lo llamó a Su Iglesia

“A los 16 años, quise investigar más de lo que era la fe católica, de lo que era la Iglesia Católica”, recuerda. Los testigos de Jehová “tienen un entendimiento incorrecto de lo que es la fe católica, de lo que es la Iglesia católica“, señala Miguel.

“Ellos no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica y hay casi como un odio para la Iglesia; así que era con lo que yo crecí, sabiendo que la Iglesia Católica no era algo bueno”.

Miguel recuerda por qué sintió esa necesidad de indagar sobre la Iglesia: “Quería saber por qué estábamos en contra de la Iglesia Católica, por qué era que ‘enseñaba cosas falsas’, por qué ‘adoran’ a la Virgen María o ‘adoran’ al Papa; y esas cosas equivocadas que yo pensé que era la Iglesia“.

La experiencia con la imagen de San Juan Pablo II

“Pero el Señor tuvo planes diferentes en ese tiempo, porque cuando estuve investigando las enseñanzas de todo es cuando encontré al Papa Juan Pablo II que en esos tiempo no era santo todavía. En esos tiempos ya estaba muerto, pero me acuerdo que vi una imagen de él celebrando una Misa y pensé ‘¿Qué es esto que está haciendo? ¿Por qué tiene esa casulla, porqué está sobre el altar con este pan y la gente de rodillas ante este pedazo de pan?

Y es cuando el Señor me puso una semilla de tener un deseo de saber más de lo que estaba pasando en esta imagen”.

“Y cuando estuve leyendo de lo que hacía el sacerdote en la Misa, de lo que estaba haciendo Juan Pablo II y especialmente del amor paternal del Papa para su gente, para la gente la Iglesia Católica, es cuando empecé a tener un deseo de seguir este ejemplo“, recuerda Miguel.

“Decidí leer más sobre la Misa, sobre el sacerdocio y es cuando el Señor empezó a desarrollar la vocación sacerdotal. Y sentí el llamado, de que el Señor me estaba llamando a hacer algo tan hermoso de celebrar la Misa, de traer a Cristo sobre el altar; y decidí bautizarme. Y dos años después entré al seminario”.

Y como suele suceder cuando uno se acerca mucho a Dios, la gracia alcanza a nuestros seres queridos. Así lo pudo comprobar el joven diácono: “Después de que nos bautizamos con mi hermano, mis padres decidieron volver a entrar a la Iglesia Católica“.

En algunos meses será ordenado sacerdote.

¡Oremos por las vocaciones sacerdotales!

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