Tras el fallecimiento de Diego Maradona, muchas personas hablaron de diferentes aspectos de su vida. Sin embargo, hubo un sacerdote que decidió expresar un aspecto desconocido del ídolo de fútbol que conoció luego de una charla íntima con él.

El padre Gustavo Rubio es sacerdote de la Parroquia María Auxiliadora de Berisso, en Buenos Aires, Argentina. Como cuenta a un medio argentino, hace pocos meses tuvo una conversación con Diego Maradona que le permitió conocer un aspecto particular de su vida y su relación con Dios.

La última conversación de un sacerdote con Diego Maradona

“Cuando llegamos lo esperamos un rato, y cuando nos encontramos me llamó mucho la atención que me pidió que lo bendijera a él y al equipo de parte de Dios, pero a él en especial para su vida y lo que viviera de ahí en adelante“.

El padre Gustavo cuenta que llevó “el óleo para la unción de los enfermos y cuando saqué el frasco me dijo: ‘¡uh el aceitito!’”. Entonces Diego Maradona le recordó que su madre -Doña Tota-, cuando “la vida se le ponía muy dura iba a la parroquia y el cura le daba ‘el aceite’ para llenarla de fuerza y salir adelante“.

El sacerdote manifiesta que “uno tiene la imagen superficial de Maradona de lo que uno ve en la televisión, en los diarios y me impresionó mucho encontrarme con el hombre, con un semejante, y pidiendo paz ‘para lo que Dios me regale de vida de aquí en adelante’“.

“Era importante que quisiera reconocer sus límites y su pequeñez”

“Para mi fue muy fuerte porque Maradona es tan grande como persona, como jugador, que realmente me emocionó mucho verlo pequeño con esta necesidad, diciendo ‘quiero paz’”, recuerda el padre Gustavo.

“Diego me dijo, con sus palabras: ‘Yo me mandé muchas cag#das en la vida, muchas, y me arrepiento, pero tuve cosas buenas en la vida’, y habló de afectos y del fútbol. A mí me impresionó que Diego pudiera reconocer las faltas, las macanas que uno se manda, y me dijera: ‘Yo no soy ejemplo para nadie’. Era importante que quisiera reconocer sus límites y su pequeñez”.

Por último, el sacerdote recordó que “cada vez que Diego hablaba de sus padres lo hacía con mucha admiración, con mucho cariño, se le llenaban los ojos de lágrimas. Maradona me contó que su vuelta a la Iglesia estuvo inspirada sobre todo por la vida y fe de su madre, que ella aprendió la fe simple y quería ponerla en práctica”.

¡Señor, guía todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu Misericordia!

Este artículo fue publicado originalmente en La Capital.

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