Esta es la historia de “Lola” Floripes de Jesús, una sierva de Dios brasileña que se alimentó solo de la Eucaristía durante 60 años. El padre Gabriel Vila Verde compartió en sus redes sociales este testimonio hermoso, pero poco conocido.

Impresionante, ¿no?

Conoce la historia de Lola contada por el cura:

El post traducido del sacerdote dice:

“¿CONOCES A ESTA SEÑORA??? ¿No? ¡Pues bien! Se llama Floripes de Jesús, pero tenía el sobrenombre de “Lola”. Una laica que nació y vivió en el Estado de Minas Gerais [Brasil], y a los 16 años se cayó de un árbol de jaboticaba, quedando parapléjica.

Después de este accidente, su cuerpo cambió y ya no sentía hambre, sed ni sueño. Ningún medicamento tuvo ningún efecto. Luego comenzó a alimentarse de una Eucaristía diaria, viviendo así durante 60 años. Así es, con una sola hostia consagrada al día. Durante mucho tiempo permaneció en una cama sin colchón, en forma de penitencia.

Miles de peregrinos llegaron a su casa y presenciaron milagros, pero en 1958, el obispo Don Helvécio le pidió que evitara las peregrinaciones, que viviera una vida de silencio y privacidad. En el libro de firmas de la década de 1950, se dice que 32,980 personas la visitaron en solo un mes.

Todos los que llegaron allí recibieron el mismo pedido de Lola: confesar, recibir la comunión y hacer los primeros 9 viernes en honor al Corazón de JesúsDon Oscar, arzobispo de Mariana, permitió exponer el Santísimo Sacramento en su habitación, donde también se realizaban misas una vez por semana. La comunión diaria fue realizada por ministros laicos.

Lola dedicó toda su vida a rezar por los sacerdotes y difundir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tanto que en su ciudad existía un Apostolado de Oración masculino, con más de mil hombres.

Su frase más conocida fue: “El que quiera buscarme, vaya al Corazón de Jesús que me encuentra”. Lola murió en abril de 1999 y a su entierro asistieron 12.000 fieles y 22 sacerdotes. Fue declarada Sierva de Dios por la Santa Sede en 2005. Entonces se cumple la promesa de Jesús en el Evangelio: “El que come mi carne y bebe mi Sangre, en mí permanece y yo en él” (Juan 6, 56) ”.

¡Sierva de Dios Lola, ruega por nosotros!

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