El obispo Joseph Strickland, de la diócesis de Tyler, Estados Unidos,  afirmó que la vacuna contra el COVID-19 que está desarrollando Moderna “no se produce moralmente”.

Así explicó el obispo por qué esta vacuna contra el COVID-19 no sería ética

El tweet del obispo dice:

La vacuna Moderna no se produce moralmente. Niños por nacer murieron en abortos y luego sus cuerpos fueron utilizados como ‘muestras de laboratorio’. Insto a todos los que creen en la santidad de la vida a rechazar una vacuna que ha sido producida de manera inmoral”.

Frente a esta afirmación, el Instituto Charlotte Lozier, quien es manifiestamente provida, no incluye la vacuna de Moderna -al igual de que la de Pfizer- en la lista de investigaciones que utilizan material de células de bebés abortados.

Según este instituto, la vacuna contra el COVID-19 de Moderna se basa en el ARN del virus y utiliza una proteína de pico, o peplómero, de SARS-CoV-2 en lugar de líneas celulares derivadas de fetos abortados.

¿Qué significa esto? Que el ARN se inyecta en el receptor, lo que induce a sus células a producir la proteína de pico. Esto desencadena la producción de anticuerpos y células T por parte del receptor.

Otras opciones como las vacunas que están desarrollando AstraZeneca y Janssen son catalogadas dentro de los casos que usan líneas celulares derivadas del aborto.

Ahora bien, si bien la vacuna contra el COVID-19 de Moderna no utilizaría células de bebés abortados, el Centro Nacional Católico de Bioética hace una observación añadida.

Según confirmó a CNA el Dr. John Brehany, director de relaciones institucionales del centro, la vacuna en sí no usa restos de abortos. Sin embargo, el laboratorio tiene alguna asociación con el uso de líneas celulares de abortos electivos en otros proyectos.

La Pontificia Academia para la Vida enseña en un documento que es moralmente repudiable el uso de líneas celulares derivadas de bebés abortados en la producción de vacunas y por tanto rechaza el uso de estas vacunas. 

Sin embargo, al mismo tiempo, aclara que uso en un caso extremo es “moralmente justificado como una relación extrema por la necesidad de velar por el bien de los hijos”.

Y señala que “dicha cooperación se da en un contexto de coacción moral de la conciencia de los padres, quienes se ven obligados a optar por actuar en contra de su conciencia o no, para poner en riesgo la salud de sus hijos y de la población en su conjunto”.

Dicho esto, la Iglesia insta a todos los católicos a denunciar estas situaciones contrarias a la vida y la dignidad humana y a exigir alternativas éticamente acordes.

¿Tú que piensas?

Este artículo fue traducido y adaptado de Catholic News Agency.

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