El Dr. Richard Gallagher es médico psiquiatra y un referente mundial en el estudio de la actividad demoníaca. Desde 1990 forma parte de la Asociación Internacional de Exorcistas, de la que hoy es el miembro estadounidense más antiguo.

En una entrevista para National Catholic Register, el Dr. Gallagher presenta su nuevo libro y comenta cómo se convirtió en asesor de exorcistas y el caso más dramático que tuvo que atender.

Médico psiquiatra cuenta la experiencia con el demonio que acabó con su escepticismo

El Dr. Richard Gallagher estudió se formó como residente en psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale. En un momento fue convocado por un sacerdote para dar su evaluación ante el caso de una mujer que había viajado más de 3000 kilómetros para verlo.

El exorcista quería que por precaución “quería que la evaluara por una posible enfermedad mental o médica. Cuando le dije que tenía la mente abierta pero que tenía un profundo escepticismo, me dijo que por eso era el hombre perfecto para el trabajo” comenta el psiquiatra.

La mujer afirmaba que espíritus invisibles la golpeaban y tenía magulladuras por todo el cuerpo. “Después de una evaluación médica exhaustiva, no pude encontrar ninguna condición médica o psiquiátrica diagnosticable”, reconoce el médico.

Sin embargo, luego de unas oraciones de liberación, “los ataques disminuyeron gradualmente y finalmente desaparecieron por completo”. Esto lo convenció de que la actividad demoníaca existía.

El caso más dramático

El psiquiatra cuenta el caso más complejo que le tocó asesorar y que le mostró cuán difícil puede ser acabar con la actividad demoníaca si la persona no quiere convertirse.

En su libro menciona a una persona con el pseudónimo de Julia, suma sacerdotisa de un culto satánico. “Ella acudió a él [a un sacerdote] en busca de ayuda, y ella misma sabía que estaba poseída, pero estaba en conflicto. No le gustaba estar poseída, pero le gustaban los “poderes” psíquicos que tenía y temía las represalias de su culto”, relata el psiquiatra.

“Tenía lo que se llama en latín laetra , o “conocimiento oculto”. Ella era consciente de asuntos que no podría haber tenido una forma natural de conocer”. Y agrega: “Más tarde, llamé al padre Jacques para discutir las fechas propuestas para el próximo exorcismo de Julia y, aunque estaba a cientos de millas de distancia, una voz interrumpió nuestra conversación telefónica, diciéndonos que la “dejáramos en paz”, la misma voz que se escuchó durante sus trances durante el exorcismos“.

“Fue un final triste” -termina el psiquiatra. “Julia tuvo entre ocho y nueve exorcismos y luego se rindió. Ella era una persona torturada. Antes de irse, me contó explícitamente su historia”.

“El trabajo espiritual de conversión es una gran parte de la entrega de una persona junto con las oraciones del exorcista. En última instancia, en cualquier caso, no es el exorcista quien libera a las personas, es Nuestro Señor”, recuerda el médico.

¿Tú qué piensas de esta experiencia?

Este artículo fue publicado originalmente en National Catholic Register.

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