El pedido especial de Jesús para promover la devoción a sus santas llagas fue revelado a la Sierva de Dios Mary Martha Chambon (1841-1907). Si no sabes qué rezar en la Hora de la Misericordia, el rosario de las santas llagas en una excelente opción.

La Hora de la Misericordia y las Santas Llagas

Jesús pidió que a esa hora debíamos sumergirnos en Su “Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi Agonía” (Nota 1320). Por eso a esa hora debemos debemos meditar el misterio de la Divina Misericordia que se revela en la Pasión y Muerte del Hijo de Dios encarnado.

Comúnmente se cree que en la Hora de la Misericordia se debe rezar la Coronilla, sin embargo, Jesús no fue expreso en este sentido, mas bien sugirió otra oraciones a Santa Faustina.

“En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto de lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. (Nota 1572).

Como el pedido de Jesús fue sumergirnos en su Pasión, la meditación de sus Santas Llagas son una excelente forma de compenetrarnos con su entrega en la Cruz.

El rosario de las Santas Llagas

Cuando esta hermana de la Orden de la Visitación recibió la misión de difundir esta devoción por solicitud de Nuestro Señor, Jesús hizo 17 promesas para quienes las practicaran.

Entre ellas dijo: “Concederé todo lo que se me pida mediante la invocación de Mis Santas Llagas. Todo lo obtendrás, porque es por el mérito de Mi Sangre, que es de precio infinito. Con Mis Llagas y Mi Divino Corazón, todo se puede obtener“.

Cómo rezarlo

Se reza con un rosario común y es muy sencillo.

1. En la cruz y las tres primeras cuentas

O JESÚS, Divino Redentor, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.
FUERTE Dios, Dios santo, Dios inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. Amén.
GRACIA y misericordia, oh Jesús mío, en los peligros presentes; cúbrenos con Tu Preciosa Sangre. Amén.

Padre ETERNO, concédenos misericordia por la Sangre de Jesucristo, Tu único Hijo; concédenos misericordia, te suplicamos. Amén, amén, amén.

2. En las cuentas grandes

Padre eterno, te ofrezco las llagas de nuestro Señor Jesucristo.
Para curar las heridas de nuestras almas.

3. En las cuentas pequeñas

Jesús mío, perdón y misericordia.
Por los méritos de Tus Santas Llagas.

Mientras rezas esto puedes meditar los misterios dolorosos.

¡Esperemos que te sirva para mayor gloria de Nuestro Señor Jesucristo!

Este recurso devocional se obtuvo del sitio catholictradition.org.

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