Todos los católicos hemos oído alguna vez sobre el ritual del exorcismo que realizan los sacerdotes pero pocos oyeron sobre la oración de liberación. Y sin embargo, es un gran tesoro que podemos utilizar los laicos para el bien de nuestros hermanos. ¡Aprende como hacerla!

NOTA: Siempre, absolutamente siempre se debe solo rezar a Dios. No es un exorcismo, así que no se debe conjurar al demonio.

El exorcismo

Un exorcismo es un sacramental “que puede ser administrado exclusivamente por los obispos o los sacerdotes (por tanto, nunca por laicos) que han recibido del obispo licencia específica y expresa”. (Gabriele Amorth, Habla un exorcista,  p. 27)

Este sacramental se practica “cuando existe una posesión diabólica, es decir, cuando el demonio se apodera de un cuerpo (no de un alma) y lo hace actuar o hablar como él quiere, sin que la víctima pueda resistirse”. (Gabriele Amorth, Habla un exorcista,  p. 19)

Ahora bien, existen diversas formas en las cuales se pone en evidencia el accionar demoníaco. Así se puede hablar de tentación, posesión, infestación (cuando el demonio posee un lugar), la influencia externa y la influencia interna. Estos dos últimos casos implican ataques y vejaciones del demonio pero una desde afuera y la segunda desde dentro de la persona pero sin caer en posesión.

Cada una de las formas de acción del demonio tiene su oración específica, y hay una que podemos hacer todos los laicos: ¡La oración de liberación!

La oración de liberación para la influencia demoníaca interna

Como decíamos, el demonio puede acosar a una persona desde dentro pero sin llegar a poseerla. La influencia demoníaca interna puede actuar sobre el cuerpo provocando alguna enfermedad o sobre la mente, alterando las potencias del alma bajo la forma de vicios o pensamientos obsesivos. En cualquier caso las personas sufren.

¡Y aquí todos los laicos podemos hacer algo! La oración de liberación “es es la oración que se hace para acabar con la influencia del demonio en una persona. Suele realizarse por parte de un sacerdote sólo o por un grupo de laicos (con o sin un sacerdote) que oran a Dios para la persona sea liberada de toda influencia demoníaca”. (José Antonio Fortea, Summa Daemoniaca, p. 129)

A diferencia del exorcismo en la cual el obispo o el sacerdote con la autorización de aquel conjura directamente al demonio, la oración de liberación se dirige a Dios. Mediante esta plegaria le pedimos a nuestro Creador que libere a la persona de cualquier mala influencia.

También a diferencia del exorcismo, en este tipo de oración no hay un ritual, pero el padre Fortea brinda algunas recomendaciones para ejercer este ministerio.

Una forma de organizar el ejercicio de la oración de liberación

La sugerencia del padre Fortea puede aplicarse a grupos o a personas en solitario:

1. Todos de rodillas, pueden comenzar con una petición personal en silencio a Dios para que les ayude a llevar a cabo ese ministerio.

2. El que dirija el grupo, pedir a Dios en esa oración personal silenciosa que le inspire lo que deba hacer, que ayude a discernir y que no permita que se caiga en el error en el tratamiento de ese caso.

3. Si se cree conveniente, el que dirija el ministerio que haga una oración en voz alta improvisada.

4. Invocar a todos los santos con la letanía.

5. Rezar un salmo o leer un pasaje de la Sagrada Escritura. Siempre es bueno pedir a Dios con sus mismas palabras o escuchar lo que Él nos tiene que decir.

6. Oración deprecativa a Dios, pidiendo que libre de toda influencia maligna a esa persona.

7. Insistir en las oraciones deprecativas, alternándolas con cantos, rosarios, oración en lenguas, etc, según el criterio que vea conveniente el que dirija el rato de oración”. (José Antonio ForteaSumma Daemoniaca, p. 130)

Oración de liberación

Esta oración fue compartida por el padre Gabriele Amorth en la obra antes mencionada:

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,
nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda
de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de sexualidad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de malefìcio, de hechizo,
de brujería y de cualquier mal oculto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste «la paz os dejo, mi paz os doy», por la
intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y
gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 La oración de liberación es un tesoro que debemos aprovechar en beneficio de nuestros hermanos. Como señala el padre Fortea, “la oración dirigida a Dios (sin dar órdenes al demonio, ni dirigirse a él para preguntarle nada) es una medicina sin ninguna contraindicación“.

¡Anímate a interceder por nuestros hermanos necesitados de ayuda espiritual!

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