Quizás, uno de los temas más espinosos para tocar, es la condena a muerte. Son personas que cometieron errores muy graves en su vida y que, a los ojos de la justicia humana, merecen morir por ello. 

¿Qué nos toca hacer los cristianos al respecto? ¿Cómo actuaría Cristo con cada uno de esos reos? La hermana Sor Gerard Fernández tuvo una idea al respecto.

“Catherine”

La hermana Gerard, religiosa de la comunidad del Buen Pastor, comenzó su compañía a los condenados a muerte hace 30 años atrás, cuando se mantenía en contacto y acompañó a morir a una mujer llamada “Catherine. 

Fue en 1981, en Singapur. “Catherine” había cometido asesinato a 2 niños pequeños. Según las leyes de su país, su castigo era la muerte. Ella perteneció al colegio donde la Hermana Gerard trabajaba.

Mientras esperaba su final, en la mayoría de los días “Catherine” mantenía conversación mediante cartas con la religiosa. Así pasaron años, y la hermana la visitaba cada vez que podía. 

El día de su ejecución, “Catherine” pidió a la justicia que la religiosa la acompañe a morir. Tanto los policías como la hermana accedieron, y la consagrada acompañó a la condenada en sus últimos minutos de vida.

Poco antes de morir, esta presa le dijo: “Voy a ver a Dios por la mañana, y cuando lo haga, le contaré todo sobre ti”.

Una de las 100 mujeres más influyentes

Desde entonces la Hermana Gerard empezó a acompañar, conversar y visitar a más presos condenados a muerte de Singapur. Su labor, si bien no ayudó a cambiar sus destinos en vida, logró conversiones y arrepentimientos importantes en los reos. 

Su trabajo fue reconocido por varios, tanto así, que, según la UCA News, la BBC la incluyó en su lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo. 

“Cada persona vale más que lo peor que ha hecho. No importan los pecados cometidos”, aseguró la religiosa en la entrevista a la BBC. 

“Los condenados a muerte necesitan mucho apoyo mental, espiritual y emocional”, aseguró ella.

En la actualidad, la hermana Gerard ha acompañado a 18 mujeres en una situación similar, y les ayuda a comprender el amor que Dios les tiene, a pesar de sus errores. Si bien no puede salvarles la vida, ella intente ayudar a que se salven sus almas por la misericordia de Dios. 

Fuente: The Straits Times

Comparte