En la página “Standing on My Head”, del sacerdote Dwight Longenecker, narró la historia de cómo un compañero, el Padre Roger, recordó que el nombre de Cristo es más poderosos de lo que uno piensa. 

“¡En el nombre de Jesús!”

Según la anécdota, el Padre Roger, un hombre de un poco más de 1 metro con 50 centímetros se encontraba una vez visitando un hospital psiquiátrico. Su objetivo era exorcizar y atender espiritualmente a los presentes.  

En un momento dado, al voltear la esquina, se encontró con un hombre de más de 1 metro 80 centímetros corriendo hacia él con un cuchillo gritando groserías. 

El Padre no tuvo mejor idea, sin pensarlo, de reaccionar de la siguiente manera: se paró firme, le alzó el brazo y le gritó:

¡En nombre de Jesús, suelta el cuchillo!”. 

El hombre, desconcertado, se detuvo, soltó el cuchillo, dio media vuelta y se alejó tranquilamente. 

Moraleja de la anécdota 

El Padre Dwight aprovechó para recordar algo que solémonos no prestarle atención: el nombre de Cristo es poderoso.      

“Es un recordatorio de que el nombre de Jesús tiene poder en el ámbito espiritual. Repetimos el santo nombre en el centro de nuestra oración del rosario, y debemos hacerlo con una pausa y una cabeza inclinada. Este es el corazón de la oración: una invocación del santo nombre”, indicó el sacerdote.

“¡Recuerde que el nombre ‘Jesús’ significa ‘Salvador’, así que llámelo cuando necesite ser salvo!”, prosiguió el Padre. 

“Fue a través del nombre de Jesús que los apóstoles obedecieron el mandato de Cristo de tomar autoridad sobre los demonios y es a través del santo nombre de Jesús que prevalecemos en la guerra espiritual hoy”, concluyó.

¡Jesús, en Ti confiamos!

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