El Padre Goyo Hidalgo de la Arquidiócesis de Los Ángeles, Estados Unidos, compartió en su cuenta de Twitter una de sus famosas anécdotas. Él es reconocido por estas historias que hacen recordar a sus seguidores que Dios se encuentra en lo cotidiano.

En esta ocasión, él había realizado su misión en un hospital como era usual. Prácticamente e podría decir que su trabajo ahí se había convertido en rutina.

Se subió al ascensor para irse, estaba contento porque su agenda iba muy bien, como era usual. De pronto, alguien le interrumpió. Este encuentro le ayudaría a recobrar la consciencia de la importancia de su misión como sacerdote.  

Esto fue lo que sucedió:

1/7 Esta es la historia de un sacerdote que corría por un hospital siendo ‘interrumpido’.
Entonces, como es usual, fui al hospital por una llamada de emergencia. Un sacerdote corriendo por un hospital llama mucho la atención, pero ya se me hace normal. Hoy, sin embargo, fue un día especial…

2/7 Llegué a tiempo para ungir y rezar, y, como es usual, muchas personas me detenían para bendecir sus rosarios o rezar por sus familiares y amigos. Cuando estaba por subirme al ascensor, escuché a una mujer llamándome a gritos en español. 
Escuché su dolor.
Sentí su dolor”. 

3/7 Esta dolorosa interrupción fue fuerte y no la iba a ignorar, así que salí del ascensor y comencé a correr de nuevo. No sabía a qué dirección ir, pero solo seguí la voz de la madre gritando por ayuda. Nunca había escuchado algo tan poderoso en mi vida”. 

4/7 La enfermera me encontró y me llevó a cuidados intensivos. La madre lloraba, pero no sabía si era por tristeza o por la tranquilidad de haber llamado mi atención. En español y en lágrimas, me explicó la situación. Me tomó de la mano y, temblando, le llevó por el pasillo”.

5/7 Me llevó a su bebé quien se encontraba agonizando, me pidió que la bautizara antes de que muera. Y ahí me encontraba, mirando a un hermoso e indefenso bebé. Tuve que parar por un momento. Todo estaba yendo muy rápido, hasta que sentí las lágrimas de la madre en mis manos. Para ella, no había tiempo que perder”. 

6/7 Tomé mi agua bendita (siempre la llevo conmigo) y comencé a darle el sacramento que di tantas veces, solo que esta vez lo hice temblando. Algunas enfermeras se acercaron y comenzaron a cantar. Derramé el agua en este delicado bebé y pronuncié las palabras…

7/7 … ‘Yo te bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo’, mientras tanto ella tomaba el dedo de su madre con su pequeña mano.
Después de esto, fui a la capilla para rezar por ellos y para agradecer a Dios por usar mis visitas para dar Su presencia.
#PrayForBabyAndMom”.

¡Gracias Padre por su misión! ¡Oremos por los sacerdotes en el mundo!

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