En el barrio “La Latina”, en Madrid, existe una de las iglesias más famosas de esta ciudad: “La Iglesia de la Paloma”. En ella existe un cuadro, cuyo nombre original es “Virgen de la Soledad”, pero que muchos la conocen como “La Virgen de la Paloma”.

Esta imagen tiene una historia cuyo inicio es un misterio, y su transcurso un sin fin de testimonios de milagros. 

¿De dónde viene la pintura?

Oficialmente nadie tiene la certeza de dónde proviene dicha pintura. Según “Mirador Madrid”, algunos cronistas optan por indicar que es un retrato hecho por alguna novicia de Burgos.

Lo que sí se sabe, según la página de la misma iglesia, es que el primer informe escrito de la pintura es del año 1791, hecho por el marqués de Casa García Postigo, alcalde de Madrid, y narra su hallazgo, quizás providencial.

Según indica la historia, una señora llamada Isabel Tintero, se topó con unos niños en 1787 que andaban jugando con un lienzo que encontraron en los escombros de un solar que quedaba en la calle de la Paloma (de ahí el nombre del cuadro).

Ella, fiel a la advocación que la imagen tenía, que era de la Virgen de la Soledad, le compró el lienzo a los niños. Lo limpió, restauró y lo colgó en el portal de su casa. 

Imagen milagrosa

Se corrió la voz de que la imagen había curado a ciertos niños y ancianos. Muchas personas empezaron a peregrinar a la casa de Isabel para poder obtener el favor e interseción de la Virgen de la Soledad.

Sin embargo, su fama creció inmensamente cuando la reina María Luisa de Parma, esposa del rey Carlos IV, llevó a su hijo, futuro rey Fernando VII de España, para que la virgen interceda por él, obteniendo la sanación de este.

La veneración de este cuadro creció tanto, que construyeron una iglesia en dicha calle, que ahora se llama Calle Isabel Tintero, en 1912. Esta siguió creciendo, hasta convertirse en la parroquia que es hoy.

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