Hoy, 31 de julio, se celebra a San Ignacio de Loyola, fundador de la orden de clérigos llamada “Compañía de Jesús”, más conocido como los “Jesuitas”.

Habría que recordar que ellos fueron clave en el desarrollo de la Iglesia. Sea por sus actuar contra la Reforma Protestante, por sus avances en la ciencia, o porque hoy en día tenemos un Papa que fue jesuita.

Soldado

El carácter “militar” de los jesuitas viene por su fundador, quien fue soldado. Fue por una herida de combate a sus 30 años, en 1521, que tuvo que convalecer y permanecer en cama por mucho tiempo.

Para no aburrirse, pues él era un hombre muy enérgico e impaciente, pidió que se le dé libros de caballería para leer. Su hermana indicó que no tenían en casa de esa literatura.

Sin embargo, sí tenían libros religiosos. Él los aceptó de mala gana, pero terminaron siendo pilares fundamentales para su conversión.

“¿Y por qué no tratar de imitarlos?”

Uno de los libros que leyó en ese tiempo fue “Vita Christi” (“La Vida de Cristo”), del monje cartujo Ludolfo de Sajonia. Obra medieval que medita sobre la vida de Cristo mientras que el monje realiza comentarios sobre los Padres de la Iglesia y escritores espirituales de su época.

Este libro fue de mucha influencia para la vida religiosa en su momento, y así lo fue para Loyola también. De hecho, hay ciertas características de la vida cartuja en los Ejercicios Espirituales debido a esto.

Leyendo esta, y otras obras más, se cuestionó mucho sobre su vida. Se preguntaba, “¿y por qué no tratar de imitarlos? Si ellos pudieron llegar a ese grado de espiritualidad, ¿por qué no lo voy a lograr yo? ¿Por qué no tratar de ser como San Francisco, Santo Domingo, etc.? Estos hombres estaban hechos del mismo barro que yo ¿Por qué no esforzarme por llegar al grado que ellos alcanzaron?”.

Así inició, pues, la vida cristiana coherente de este gran santo.

Fuentes: Portada de libro actual / Amazon // Pintura del monje escribiendo Vita Christi / “Desde el silencio de la Cartuja”

Comparte