Las “Petites Soeurs Disciples de l’Agneau” (Pequeñas Hermanas Discípulas del Cordero), que viven en Le Blanc, centro de Francia, vendrían a ser la primera comunidad contemplativa del mundo que recibe a las personas con Síndrome de Down a la vida consagrada.

Esta aventura, vivida bajo la protección de San Benito y Santa Teresa de Lisieux, sus santos patronos, se originó en los años 80’s, a través de una amistad entre dos mujeres: Line, una joven que quería vivir su vocación al servicio de los más débiles, y Véronique, una joven con síndrome de Down que quería dedicarse al Señor.

“Visité varias comunidades que acogían a personas con discapacidades, pero descubrí que estas personas no podían encontrar su lugar en estas comunidades porque no eran adecuadas para ellas”, explicó la ahora Madre Line en una entrevista a Vatican News.

También indicó que “fue el encuentro con la joven Véronique, una niña con Síndrome de Down, quien nos inspiró a ambas con un nuevo comienzo. Me prometí ayudarla a satisfacer su vocación”. Ellas fueron aceptadas finalmente como congregación oficial de la Iglesia en 1999. 

La construcción de una hermandad

Véronique había escuchado el llamado a servir al Señor; sin embargo, debido a su condición, había sido rechazada en todas las comunidades donde había ido.

De hecho, el derecho canónico y las reglas monásticas no prevén la admisión a la vida religiosa de las personas con discapacidades mentales. Line y Véronique tardaron 14 años en reconstruir los estatutos de esta comunidad especial.

Crédito: Vatican News

Actualmente hay 10 hermanas conformando la comunidad: ocho de ellas con Síndrome de Down. Si bien esta sigue siendo frágil, espera recibir pronto a otras monjas que pueden ayudar a apoyar a estas religiosas.

Aunque, en realidad, como lo explicó Madre Line, las hermanas “son completamente autónomas, ya que la vida contemplativa les permite vivir un ritmo regular. Para las personas con Síndrome de Down, los cambios son difíciles, pero cuando la vida está regulada, se manejan bien”.

Por otro lado, la Mdre Line opinó que “en un momento en que la sociedad, sin puntos de referencia, ya no parece encontrar un sentido en la vida, ni darle valor, nuestra comunidad quiere, con el simple testimonio de nuestra vida consagrada a Dios, reafirmar lo sagrado de la vida y de la persona humana”.

¡Dios las bendiga hermanas! ¡Oren por todos nosotros! 

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