¿Has leído o escuchado el discurso de la Madre Teresa al aceptar el Nobel de la Paz de 1979? Si no lo has hecho, ¡definitivamente deberías!

La Santa Madre Teresa recibió el Premio Nobel de la Paz un 17 de octubre de 1979 y le entregaron el premio el 10 de diciembre de 1979 en la Universidad de Oslo en Noruega. Mientras agradecía el premio, aprovechó para dar duras y directas palabras contra la legalización del aborto.

Cuando la Madre Teresa le gritó al mundo el derecho de los niños por nacer

“…Quiero compartir una cosa con todos ustedes: el gran destructor de la paz, hoy, es el crimen del niño inocente no nacido.

Si una madre puede asesinar a su propio hijo en su propio vientre, ¿Qué impedirá que nos matemos unos a otros?

En las Escrituras está escrito: ‘Aunque una madre se olvidase de su hijo, yo no me olvidaré de ti. Te llevo grabado en la palma de mi mano’.

¿Aunque una madre se olvidase de su hijo…’ pero hoy, ¡millones de niños no nacidos son asesinados!, ¡y no decimos nada!

En los periódicos leemos números de este o aquel que fue asesinado, pero nadie habla de los millones de pequeños, que han sido concebidos para la misma vida que tú y yo, la vida de Dios.

Y no decimos nada, ¡no lo permitamos!         

Para mí las naciones que han legalizado el aborto son las naciones más pobres. Tienen miedo de los pequeños, tienen miedo de los niños no nacidos, y el niño debe morir porque no quieren alimentar un niño más, no quieren educar un niño más, el niño debe morir.    

Y aquí les pido, en el nombre de estos pequeños. Porque fue un niño no nacido el que reconoció la presencia de Jesús cuando María vino a visitar a su prima Isabel. Como leemos en el Evangelio, en el momento en que María entró en la casa, el pequeño, en el seno de su madre, exultó de alegría ¡Reconoció al Príncipe de la Paz!

Y hoy aquí hagamos una sólida resolución: salvemos a cada niño pequeño, a cada niño no nacido, dándole la posibilidad de nacer.

¿Y qué estamos haciendo? Estamos combatiendo el aborto con la adopción. Y el buen Dios ha bendecido el trabajo que realizamos de modo maravilloso, ya que hemos salvado la vida de miles de niños, y han encontrado un hogar, donde son amados, son queridos, y protegidos.

Hemos traído tanta alegría a los hogares donde no había un niño, y por eso hoy les pido, en presencia de su majestad, y ante ustedes que vienen de diferentes países, oremos para tener el valor de ponernos de parte de los niños no nacidos y dar al niño la oportunidad de amar y ser amado.

Y creo que, con la gracia de Dios, podremos llevar paz al mundo”.

Mira este fragmento del discurso aquí:

¡Santa Madre Teresa, ruega por nosotros!

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